Una especie a la que los estudiosos de la naturaleza en los años 1950 le presagiaban un futuro incierto, e incluso algunos aventuraban su extinción, vio aumentar de manera sobresaliente sus poblaciones gracias a los trabajos de conservación y sensibilización de muchos grupos conservacionistas, a su protección legal y sobre todo a la abundante comida que a partir de 1980 se aportaban a los vertederos donde la cigüeña blanca comenzó a alimentarse durante todo el año inhibiendo en muchos ejemplares su comportamiento migratorio.

El resultado es que las poblaciones de cigüeñas han alcanzado sus máximos históricos y como consecuencia de ello son muchos los ejemplares de jóvenes que nos ingresan tras caer de los nidos, intoxicaciones, hambreados…. coincidiendo con los meses de junio y julio.

Son también muchos las cigüeñas que posteriormente liberamos como hicimos el pasado 17 de junio en el corredor del Henares…

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