Tras mantenerle varios días en las instalaciones de enfermería para comprobar que no aparecían signos de enfermedad y así darle tiempo para poder desparasitarle, el 20 de enero fue sometido a una anestesia para poder recortarle las uñas. Tened en cuenta que si estuviera despierto se haría una bola y manejarle las extremidades no sería posible.

Con esta intervención hemos pretendido mejorar la capacidad de caminar del erizo. Una vez recuperado, nuestro paciente ha sido ubicado en una instalación colectiva con otros ejemplares de su misma especie, donde pasarán el invierno esperando a que la primavera permita su liberación. Como animales insectívoros que son, los erizos son una fauna de lo más beneficiosa, además de que no son nada raros detectarlos en zonas relativamente humanizadas, por lo que deben ser merecedores de todo nuestro respeto.