Todos ellos son ejemplares de especies no cinegéticas en la Comunidad de Madrid y dispararlas supone en algunos casos un grave delito que puede acarrear importantes multas económicas e incluso pena de cárcel. Lamentablemente, el desenlace de dos de estos cuatro casos ha resultado ser el peor que podríamos imaginar, ya que tanto el azor como el ratonero no pudieron ser recuperados debido a las graves fracturas que sufrían a consecuencia de los perdigones. En el caso del ánade real y el cormorán, continúan en nuestro hospital de fauna con un pronóstico reservado.

Detalle de la herida causada por un perdigón en el cormorán grande.Detalle de la herida causada por un perdigón en el cormorán grande.

El ingreso más reciente ha sido el del cormorán grande, tras haber sido entregado por la Policía Local de Collado Villalba al personal del Equipo de Rescate de GREFA. El animal fue encontrado muy cerca del casco urbano de dicha localidad madrileña, lo que nos hace pensar que este tipo de delitos se están cometiendo más cerca de nosotros de lo que pensamos.

A pesar de todos los esfuerzos puestos en intentar conseguir que dejen de encontrarse especies no cinegéticas disparadas, parece que esta lacra no sólo se mantiene, sino que va en aumento y resultará complicado hacerla desaparecer si no se empiezan a tomar medidas adecuadas contra quienes cometen este tipo de atentados contra nuestra biodiversidad.

Radiografía del ratonero con varios perdigones alojados en su cuerpo.Radiografía del ratonero con varios perdigones alojados en su cuerpo. Radiografía del azor con varios perdigones alojados en su cuerpo.Radiografía del azor con varios perdigones alojados en su cuerpo.