Una hembra de aguilucho cenizo entra en un nido localizado y señalizado para evitar el paso de las cosechadoras.
Una hembra de aguilucho cenizo entra en un nido localizado y señalizado para evitar el paso de las cosechadoras.

Como viene ocurriendo desde hace más de quince años, el pasado 18 de junio comenzó el “goteo” de pollos de aguiluchos que ingresan en nuestro centro de recuperación de fauna silvestre. Son las aves rescatadas a comienzos del verano por los voluntarios y naturalistas de GREFA para evitar que mueran en sus propios nidos aplastadas por el paso de las cosechadoras. Este año el cereal ha estado a punto en su fecha en la Comunidad de Madrid y se ha empezado a cosechar el trigo y la cebada a mediados de junio. Es justo dentro de estos cultivos, en el suelo, donde el aguilucho cenizo –y también el aguilucho pálido– nidifica. Y precisamente por las fechas en las que las cosechadoras entran en las parcelas agrícolas suele haber ya pollos en los nidos.

El drama estaría servido si no fuera porque desde hace décadas, en muchas zonas de España, las ONG asumieron el salvamento de esos pollos condenados. Son muchas aves las que mueren, pero bastantes menos de las que podrían gracias al trabajo de cientos de voluntarios en varias comunidades autónomas, la colaboración de los agricultores, el apoyo de los Gobiernos autonómicos y, en nuestro caso, de fondos privados. “En nuestro caso, además, tenemos que recurrir a otros patrocinadores privados para conseguir la inversión necesaria para sacar adelante la campaña anual en toda la Comunidad de Madrid, comenta Manuel Galán, biólogo de GREFA que coordina este operativo de salvamento en las colonias madrileñas de la especie.

Tres de nuestros voluntarios muestran dos pollos de aguiluchos cenizos rescatados en la Comunidad de Madrid.Tres de nuestros voluntarios muestran dos pollos de aguiluchos cenizos rescatados en la Comunidad de Madrid.Esta campaña se inicia a mediados de abril, cuando el aguilucho cenizo llega a sus zonas de cría ibéricas procedente de África, y se extiende hasta que los pollos dan sus primeros vuelos. “Ahora mismo nos está permitiendo sacar adelante la campaña una pequeña ayuda ofrecida por el Parque Regional del Curso Medio del Río Guadarrama, justificada por el hecho de que estamos trabajando en cultivos situados en la Comarca XI, y sobre todo el apoyo económico del Fondo Emberiza”, explica Manu. El Fondo Emberiza es una entidad privada creada para dar impulso a proyectos de conservación con especies “que a menudo escapan a la atención de las grandes organizaciones conservacionistas y de los medios de comunicación”, según se lee en su propia web.

El grueso de la población madrileña de aguiluchos cenizo y pálido está repartida en dos áreas: por una parte, la ZEPA “Estepas cerealistas de los ríos Jarama y Henares”, un espacio protegido por la Red Natura 2000 de la Unión Europea situado al este de la Comunidad de Madrid; por otra, una zona sin protección legal alguna al sur de la región, en la comarca de La Sagra madrileña, que entra en los términos municipales de Pinto, Parla, Valdemoro y Torrejón de Velasco.

Unas treinta personas, entre naturalistas y voluntarios, colaboran en la campaña. El trabajo de campo se inicia con la búsqueda de nidos de ambas especies en esas dos grandes zonas. De momento, en lo que va de temporada, se han localizado medio centenar, la mayoría de aguilucho cenizo. Para esta labor se cuenta con la colaboración de la asociación naturalista Milenrama y de la empresa Consultores en Biología de la Conservación. Los nidos localizados se señalizan para que el agricultor pueda esquivarlos dejando un rodal sin cosechar. Pero si los pollos son demasiado pequeños, algo que suele ser habitual, directamente se retiran para evitar que puedan ser víctimas de depredadores naturales, que lo tienen mucho más fácil para dar con sus presas en un campo recién cosechado.  

Los pollos rescatados se trasladan a nuestro Centro de Recuperación y Hospital de Fauna Silvestre para que puedan completar su crianza con todas las garantías y ser devueltos al medio natural. En el primer día de cosecha ingresaron en las instalaciones de GREFA seis pollos de aguilucho pálido y tres de aguilucho cenizo, pero muy pronto entrarán más.

Para liberarlos se ha diseñado un método de hacking (crianza campestre) que consiste en la construcción con pacas de paja de un cercado rectangular de unos cinco metros de ancho por tres de ancho y una altura de dos metros y medio. Este refugio es levantado cada año en una finca del término municipal de Pinto perteneciente a dos empresarios agrícolas, Miguel Carrero y Fernando Cobo, que también colaboran con GREFA al haber permitido y apoyado la construcción de un primillar en sus terrenos para favorecer la cría del cernícalo primilla.

Lo pollos de aguilucho cenizo y pálido rescatados son introducidos en el hacking y se les suministra alimento hasta que son capaces de volar e iniciar ellos mismos su vida en libertad. “En el verano de 2012 pudimos devolver a su hábitat natural a unos treinta pollos y este año esperamos poder contribuir a la conservación de estas especies con la misma dedicación y resultados igualmente buenos”, adelanta Manu.


AMENAZADO EN MADRID: Pocas aves rapaces son tan dependientes de nuestros hábitats agrícolas como el aguilucho cenizo, una especie migradora que cada año emprende viaje desde sus zonas de invernada africana a los secanos de cereal ibéricos que elige preferentemente para nidificar. Lógicamente, sus principales problemas de conservación vienen dados por el deterioro y la pérdida de hábitat derivados de la intensificación o el abandono de las explotaciones agrícolas, así como el impacto directo que supone el paso de las grandes máquinas cosechadoras. En la Comunidad de Madrid el aguilucho cenizo es una especie amenazada catalogada como "Vulnerable".
 
ALIADOS IMPRESCINDIBLES: Un buen número de agricultores colaboran con GREFA en la conservación del aguilucho cenizo en la Comunidad de Madrid. Su contribución es imprescindible para desarrollar las campañas anuales de salvamento de pollos y el éxito final depende en buena parte de lo que estemos coordinados con ellos. Su apoyo es vital para ayudarnos a localizar los nidos, informarnos del inicio preciso de la cosecha, acceder a no tocar el cereal que sirve de refugio a los pollos o incluso colaborar en el seguimiento de las aves devueltas al medio natural.

Más información, en www.grefa.org/proyectosgrefa

Máquina cosechadora en plena tarea en un secano de una zona madrileña donde cría el aguilucho cenizo.Máquina cosechadora en plena tarea en un secano de una zona madrileña donde cría el aguilucho cenizo. Un voluntario se dispone a introducir en una caja a un pollo de aguilucho cenizo rescatado para su traslado a nuestro centro de recuperación.Un voluntario se dispone a introducir en una caja a un pollo de aguilucho cenizo rescatado para su traslado a nuestro centro de recuperación.

 

Aspecto exterior del recinto construido con pacas, en una parcela agrícola de Pinto (Madrid), donde son introducidos los pollos de águila cenizo antes de su liberación definitiva.Aspecto exterior del recinto construido con pacas, en una parcela agrícola de Pinto (Madrid), donde son introducidos los pollos de águila cenizo antes de su liberación definitiva. Pollos de aguilucho cenizo en el interior del hacking hecho con pacas de paja, donde permanecen hasta que pueden volar por sí mismos.Pollos de aguilucho cenizo en el interior del hacking hecho con pacas de paja, donde permanecen hasta que pueden volar por sí mismos.