Para todos los que no lo sepan hemos de decir que en estos meses no está permitida la caza menor por lo que, todos los casos con heridas recientes, tanto los que se refieren a especies cinegéticas como los de especies protegidas, constituyen un delito ambiental.
Entre estos ingresos hemos tenido pequeñas sorpresas. Como la de dos cigüeñas blancas que entraron en nuestro hospital de fauna a principios de este mes de marzo con muestras evidentes de haber sido disparadas, pero sin que esta fuera la causa del ingreso. Ya hemos hablado otras veces de la resistencia de estos animales frente a ciertas patologías: problemas digestivos, heridas extensas de todo tipo, fracturas…
A veces tenemos la sensación de que las cigüeñas son inmunes a perdigones y balines, por suerte para estas grandes y esbeltas aves y frustración para quien, con mala idea, haya intentado deshacerse de una de ellas a tiros.
Desafortunadamente, no todas las aves disparadas tienen la misma suerte. Durante lo poco que va de año, han sido cinco las aves cuya causa directa de ingreso ha sido un disparo, siendo cuatro de ellas aves rapaces y, por lo tanto, protegidas por la ley. La mala noticias es que de todas ellas tan solo un milano real ha sobrevivido.
Tras un aviso de la policía local de Alcalá de Henares (Madrid), este milano real ingresó el pasado mes de noviembre, con una fractura provocada por disparo que, con ayuda de fisioterapia y musculación, está recuperándose en nuestras instalaciones.
¡Lo que daríamos para que este goteo indignante de ingresos de aves disparadas se acabase aquí!
El milano real herido por disparo es objeto de fisioterapia durante su proceso de recuperación.
Cigüeña blanca con muestras de haber sido disparada, durante su tratamiento en el hospital de fauna de GREFA.
Radiografía del milano real tiroteado, donde se aprecia una fractura de carpo provocada por perdigones.
Radiografía de una de las cigüeñas blancas en las que detectamos evidencias de disparo, en la que se aprecia un balín alojado en el pectoral.
