Por desgracia, parece que este no es motivo suficiente para dejar de emplearlas y nos siguen ingresando en el centro animales que han sido capturados por este tipo de trampas.

El último de ellos no ha sido un insectívoro, ha sido una lechuza, rapaz nocturna que, posiblemente, cayó en la trampa tratando de capturar algún otro animal que en ella se encontraba. El Equipo de rescate de GREFA recibió el aviso por parte de un amigo y colaborador, que había localizado al individuo atrapado en un pueblo del sur de Madrid y que inmediatamente se puso en contacto con nosotros dada la gravedad del estado del animal.

Teniendo en cuenta el estado de emaciación, deshidratación e hipotermia en el que se encontraba, podemos deducir que la lechuza se encontraba atrapada en la ballesta desde hacía varios días. Además, al tener durante largo tiempo una compresión en su pata izquierda y debido también al forcejeo en los intentos infructuosos de zafarse de la trampa, presentaba en la zona tarsometatarsiana gran edema, eritema y laceraciones con pérdida completa de sensibilidad en dicha extremidad.

Nos gustaría pensar que el dar a conocer las lesiones tan graves que provocan este tipo de trampas a especies protegidas va a servir de alguna forma a que éstas dejen de ser empleadas, haciendo de nuestros campos un lugar más seguro para nuestra fauna.

Con la colaboración de

fundación montemadrid