La luz invernal de la mañana hace resaltar sus siluetas oscurísimas sobre el escarpe de conglomerados que utilizan habitualmente para descansar, tras la colación.

Es el momento idóneo para fotografiarles así, tal como están.

Son el símbolo de la pujanza de esta colonia pirenaica de buitre negro, creada mediante reintroducción de ejemplares recuperados o nacidos en cautividad.

Y además estos jóvenes, felizmente emancipados, representan como nadie la esperanza de lograr, en 2015, la cifra de 50 individuos fijados. El umbral demográfico para que la colonia pueda considerarse autosuficiente.   

Estamos tan cerca de ese objetivo que casi se puede acariciar ya con las manos.

Forn y Tro, buitres negros liberados en Pirineos en 2014

Mario Álvarez Keller
GREFA