Poco a poco iba ejercitándose en las técnicas de vuelo. Su progresión era lenta, pero imparable. A mediados de febrero comenzó a hacer tímidos remontes y ya nos lo imaginábamos en alguno de los comederos habilitados en la zona para los buitres, completamente independizado de nuestros desvelos.

El dispositivo GPS-GSM de última generación que llevaba, financiado por REE, había dejado de emitir tras su liberación. La batería solar, para recargarse, necesita que el ave esté en vuelo o mantenga las alas abiertas largo rato. Y él permanecía demasiado tiempo inactivo para que la recarga fuera eficaz.

Por eso nuestra sorpresa fue mayúscula cuando el emisor mandó de pronto una posición, en la orilla del embalse de Talarn, lejos de su lugar acostumbrado. El cadáver de TRO lo encontró Gerard Plana donde indicaba la señal, mecido por las olas y parcialmente sumergido.

Al punto avisamos a Jordi Pont, de la patrulla antiveneno de los Agents Rurals de Lleida, para recoger el cadáver siguiendo el protocolo de actuación en tales casos. La necropsia realizada en el CR de Vallcallent por su veterinaria titular, Olga Nicolás, y el jefe del departamento de veterinaria de GREFA, Fernando González, desplazado a propósito desde Madrid, no ofreció ninguna pista fiable. Ni disparos, ni huellas de electrocución, ni traumatismos severos. El estómago se encontraba vacío. Se extrajeron muestras para posteriores análisis clínicos y toxicológicos. El ejemplar mostraba una excelente condición corporal.

Entonces…. ¿Qué pudo ocurrirle a TRO para que se precipitara en pleno vuelo sobre el agua?

A día de hoy, es un completo misterio.

Mario Álvarez/Emilie Delepoulle/Gerard Plana/Aleix Millet
Equipo de seguimiento del buitre negro en Pirineos