Como os hemos contado en otras ocasiones, al finalizar las campañas de seguimiento ocupacional de los cientos de cajas nido para rapaces depredadoras de micromamíferos que hemos instalado para favorecer el control biológico de las plagas de topillo, mayoritariamente en numerosos municipios de Castilla y León, prosigue la labor otoñal de reparación y limpieza.

Villalar de los Comuneros (Valladolid) y San Martín de Valderaduey (Zamora) ya completaron su mantenimiento con la colaboración de decenas de voluntarios internacionales asistentes a nuestros campos de trabajo celebrados el pasado verano [https://goo.gl/cQT7nn]. A lo largo de esta semana le ha tocado el turno a más de 330 cajas nido pertenecientes a cinco municipios de las provincias de Palencia y Valladolid. Todas ellas han sido inventariadas y cerca de una veintena han sido restituidas o reinstaladas tras haber sufrido algún tipo de deterioro o desplome. Una vez llegue el frío, comenzará el turno de limpieza del interior de los nidos, de donde extraeremos cientos de kilos de pelo y hueso de roedores, desechados por nuestros amigos los cernícalos, las lechuzas y los mochuelos.

A propósito de estas labores, hemos prestado especial atención a la revisión de diez cajas nido para mochuelos. El motivo es que inicialmente pueden llegar a ser ocupadas por gorriones y a veces grajillas, aves que en muchas ocasiones introducen en los nidos cuerdas y otros elementos que pueden ser peligrosos para los pollos de mochuelo que las ocupen más tarde, por lo que su eliminación es urgente. Estas cajas tapizadas previamente por otras especies son especialmente cotizadas entre los mochuelos, pues gustan de aprovecharse del elaborado y cálido nido construido por los anteriores inquilinos.

Esta revisión de nidales para mochuelo ha sido realizada en el municipio de Cuenca de Campos (Valladolid), donde nos encontramos trabajando gracias al apoyo de la Diputación de Valladolid y la Junta Agropecuaria Local y además cuenta con la participación del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACYL). Encontrarnos con tres nidos ocupados por mochuelo fue una gran noticia que nos llenó de entusiasmo bajo el sobrio y despejado cielo castellano, pues este pequeño búho en grave regresión aún no había ocupado ninguna de nuestras cajas nido en la primera temporada reproductora en la que trabajamos. Una agradable sorpresa que nos abre un hueco de esperanza para seguir trabajando en la recuperación de este simpático vecino de los campos.

Pollos de lechuza detectados durante la revisión de una caja nido el pasado mayo.Pollos de lechuza detectados durante la revisión de una caja nido el pasado mayo.

¿Fue por culpa del rodenticida?

Como os anticipábamos al comienzo de esta crónica, el entusiasmo de ese día se tornó en frustración cuando en otro de los nidales que tenemos controlados en Villarramiel (Palencia), zona de actuación del proyecto creada gracias al apoyo de la Consejería de Agricultura y Ganadería de la de Castilla y León, encontramos tres lechuzas comunes muertas. Dos de ellas, un adulto y un pollo, estaban en el interior del nido, y otra en el suelo.

Lamentablemente, el avanzado estado de descomposición de las lechuzas hará imposible el pertinente análisis toxicológico que determine la causa de la muerte. Aunque no nos sorprende este tipo de eventos de mortandad de rapaces nocturnas si pensamos en el uso que todavía se sigue haciendo de rodenticidas químicos en los medios agrarios.

Pollos de lechuza muertos en el interior de una caja nido.Pollos de lechuza muertos en el interior de una caja nido.