"Chicos, las cosas tristes hay que contarlas a veces". Fernando Blanca, educador ambiental de GREFA, dedica un buen tiempo a hablar de las principales amenazas para nuestra biodiversidad: caza, veneno, tendidos, atropellos... Son poco más de las nueve de la mañana y el pequeño salón de actos está ocupado por algo más de medio centenar de niños de entre 11 y 12 años. El ambiente es relajado y no faltan las risas y las pequeñas bromas entre los chavales. Posiblemente para la mayoría de ellos es su primera visita a un centro de recuperación de fauna silvestre, con  lo que ello implica: conocer de primera mano que las actividades humanas dañan a muchos de los animales que ingresan en este hospital de animales salvajes.

Fernando les cuenta, mientras ven un audiovisual, que hasta las cristaleras de algunos edificios pueden ser trampas mortales para muchas aves si chocan contra ellos. Entre todos se ponen a buscar posibles soluciones: ruidos, luces, pintar las ventanas, quitarlas... hasta que al final descubren qué es lo que realmente se hace para evitar las colisiones: poner pegatinas en los cristales.

Hoy ha venido a GREFA el colegio público de La Guindalera. Es uno de los muchos de la Comunidad de Madrid que hacen cada año esta visita. En 2013 más de 4.000 escolares pudieron conocer de primera mano cómo se trabaja en este centro de recuperación de fauna silvestre, que hace seis años decidió abrir sus puertas con el objetivo de enriquecer la educación ambiental de los más pequeños.

Un hospital de animales no es un lugar para el ocio, ni funciona como un zoo. Por eso, en el caso de GREFA, este tipo de visitas se desarrolla siguiendo un programa educativo que combina dos actividades principales. Las mismas que harán hoy los alumnos y profesores de La Guindalera, que se dividen en cuatro grupos, cada uno de ellos a cargo de un educador ambiental de GREFA, para que la visita sea más cómoda y aprovechada.

La primera actividad es un recorrido por lo que se ha bautizado como “Naturaleza Viva”: en varios recintos diseñados para ser visitados se mantienen animales que tras su ingreso en el hospital de fauna no pudieron recuperar las condiciones necesarias para su liberación en el medio natural. Cada recinto está dedicado a un grupo faunístico y se ha recreado el hábitat de las especies que alberga: el de las grandes rapaces, el de las rapaces nocturnas, el de los buitres, donde se recrea lo que es el ambiente de un muladar... En todos ellos, unos amplios cristales espía permiten observar sin que los animales se sientan intimidados. En un recinto que simula una colonia de cernícalo primilla en un edificio, Fernando capta toda la atención de los niños con una pregunta infalible: “¿Os enseño una palabrota? ¡Filopátrico!”

Una educadora ambiental se dirige a un grupo de escolares al inicio de la senda naturalista por el Monte de El Pilar, zona de Majadahonda (Madrid) donde se ubica el centro de GREFA.Una educadora ambiental se dirige a un grupo de escolares al inicio de la senda naturalista por el Monte de El Pilar, zona de Majadahonda (Madrid) donde se ubica el centro de GREFA.

Ecografía a una tortuga mediterránea

La sorpresa del día está a punto de llegar. Los alumnos del colegio de La Guindalera se arremolinan en la parte exterior de un edificio, junto a un ventanal que da acceso visual a la enfermería del hospital de fauna silvestre. Cuando se construyó el centro, ya se pensó en la posibilidad de que se pudiera contemplar desde fuera, sin necesidad de interrumpirles, el trabajo cotidiano de los veterinarios y sus ayudantes con los animales que ingresan con lesiones o enfermedades diversas en el centro de GREFA. Hoy los chavales contemplan algo que seguro no han visto nunca antes: una ecografía a una hembra grávida (con huevos en su interior) de tortuga mediterránea. Mientras la veterinaria Laura Suárez trata al animal, desde el interior de la enfermería una voluntaria, walkie talkie en mano, cuenta el proceso al grupo de escolares que mira asombrado desde el exterior.

La segunda actividad prevista en el programa de educación ambiental consiste en una senda naturalista por el Monte de El Pilar, el espacio natural del término municipal de Majadahonda (Madrid) en el que se asienta la sede de esta ONG. Aprender a reconocer los árboles y arbustos del lugar, buscar rastros y señales de fauna o identificar las especies de aves que se van viendo durante este recorrido, guiado por una educadora ambiental, completan el contenido de la visita.

Qué mejor lección para fomentar el respeto a la biodiversidad entre los más jóvenes –y quien sabe si para despertar la vocación de un futuro naturalista– que ser testigos directos de cómo se trabaja en un centro de recuperación de fauna y entender que las actividades humanas tienen un impacto sobre los animales silvestres que GREFA trata de solucionar o aliviar.    

  

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Las instalaciones de educación ambiental “Naturaleza Viva”, situadas en el centro de recuperación de fauna salvaje de GREFA, no solo son visitables por colegios y otros centros docentes. Existe también la posibilidad de que particulares, familias y grupos las recorran y conozcan la problemática de la fauna ibérica y el trabajo que se realiza para conservarla y recuperarla, a través de visitas guiadas durante los fines de semana. Más información sobre condiciones y horarios de visita, tanto para colegios como para otros interesados, en www.grefa.org/component/content/article/44-departamentos/educacion-ambiental/62-visitas-a-grefa