La fotografía de la naturaleza se está revelando como una herramienta interesante para el seguimiento y la conservación de la fauna. Son numerosos los avistamientos de ejemplares de especies amenazadas que previamente habíamos marcado para su seguimiento y de las que no teníamos noticias de ellas hasta que ha aparecido la prueba infalible de un fotógrafo. El último caso es nuestro queridísimo “Bartolo”, un buitre negro fotografiado el pasado 7 de noviembre por nuestro amigo Alberto Álvarez, colaborador de Hidesmadrid, desde un hide ubicado en la Sierra Oeste de Madrid.
El mes de abril empezó con un pequeño susto que finalmente no ha tenido las consecuencias que preveíamos en el peor de los casos. El pasado 1 de abril nos acercamos a un vertedero de residuos sólidos del municipio de Martín Miguel (Segovia), desde donde hace ya varios días que recibíamos las localizaciones transmitidas por el emisor GPS de uno de los buitres negros a los que estamos siguiendo. El hecho de que las localizaciones procediesen de un mismo punto nos hacía temer que el ejemplar hubiese muerto.
http://goo.gl/zIs7KL). El desaliento que nos invade cuando alguno de estos animales muere por estos peligros solo se ve aliviado por la contribución a combatir la causa de su mortandad que supondrá la información que trasmitió en vida. Es el caso del buitre negro Hoz, cuyo cadáver encontramos en avanzado estado de descomposición el pasado verano en las cercanías de su nido. Para mayor fatalidad, el pollo que criaba tampoco sobrevivió, a tenor de los restos que encontramos en el propio nido, y en cuanto al otro miembro de esta pareja reproductora, la hembra, no tenemos noticias y nos tememos lo peor.
Una de las principales aportaciones del seguimiento que hacemos actualmente a casi un centenar de rapaces marcadas con emisor es lo mucho que nos dicen de las amenazas a las que se enfrentan (Entusiasmo y al mismo tiempo preocupación, esa mezcla que nos es tan familiar a quienes trabajamos en la conservación de especies amenazadas, es lo que nos produce las últimas noticias de dos buitres negros que nos son muy queridos: Peñalara y Escobalón.
Nuestros compañeros del Colectivo Azálvaro nos informan de la reciente aparición de seis buitres negros muertos en las inmediaciones del centro de tratamiento de residuos (CTR) Ávila Norte, lo que supone un impacto sin precedentes para esta especie amenazada.
Se llama Desaparecido y nació en 2013, hijo de Catalino, uno de nuestros buitres negros marcados en la Sierra de Guadarrama en 2010. Resulta que Catalino, en su dispersión, decidió asentarse en el corazón del ahora Parque Nacional de Monfragüe (Cáceres), allí se emparejó y con tan sólo tres años fue capaz de sacar adelante un pollo, de nombre Desaparecido. Dentro de los trabajos que realiza GREFA con esta especie, enfocados en el conocimiento de las relaciones paterno-filiales, se decidió marcar con emisor a este joven ejemplar, con la Junta de Extremadura y el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente como colaboradores.
Escobalón es un buitre negro nacido en Valdemaqueda, en la comarca natural del Suroeste de Madrid, en 2009. En julio de ese año fue marcado en su nido, a la edad aproximada de 80 días, con un transmisor GPS. Desde entonces ha sido seguido por GREFA y ha aportado mucha información útil para la conservación del buitre negro en el Sistema Central.