Nuestra red de colaboradores nunca nos falla. En el caso del proyecto de GREFA centrado en el control biológico del topillo campesino mediante el fomento de pequeñas rapaces depredadoras de micromamíferos, son los agricultores de Castilla y León que colaboran con nosotros los que están supliendo la obligada ausencia de nuestros equipos en el campo por culpa del coronavirus. Ellos se han convertido en nuestros informantes de todo lo que pasa en el campo.
El Proyecto de Control Biológico del Topillo Campesino de GREFA nació como una respuesta a la necesidad de aplicar medidas de contención para las plagas de este roedor que fuesen respetuosas con el medio natural. Más de diez años después de la colocación de las primeras cajas nido para favorecer a las rapaces depredadoras de topillos, contamos ya en todo el territorio de Castilla y León con interesantes datos de ocupación de esos nidales. Es buen momento para hacer balance.
Recientemente ha contactado con GREFA la Asociación Aragonesa de Agricultura de Conservación (AGRACON), que lleva más de veinte años de trabajo en el asesoramiento de los agricultores y la difusión de una agricultura sostenible que reduzca la erosión de los suelos y mejore la fertilidad biológica de las parcelas. Es un primer paso, con buenas sensaciones, para ampliar nuestro proyecto de control biológico del topillo favoreciendo la reproducción de pequeñas rapaces.
El vínculo entre la proliferación de pandemias y la crisis de la biodiversidad es evidente. Por eso en estos tiempos difíciles cobran un valor añadido las entidades o los particulares del sector agropecuario que realmente son conscientes del problema que entraña la intensificación agraria y ganadera y con los que GREFA colabora desde hace años. Ahora más que nunca importan mucho las prácticas compatibles o potenciadoras de la biodiversidad que hacen en sus explotaciones.
A punto de terminar el ciclo reproductor de las pequeñas rapaces controladoras de topillos con las que trabajamos, no hemos querido perder la oportunidad de anillar a las lechuza comunes y los mochuelos europeos que nidifican o han nacido en algunas de las quinientas cajas nido que tenemos instaladas en las provincias de Segovia y Burgos. En total, han sido aproximadamente un centenar de ejemplares anillados, en una acción más de nuestro proyecto de Control Biológico de las Plagas de Topillo.