Mario y Menta, buitres negrosEn esta tercera entrega sobre los entresijos sentimentales de los buitres negros, tal como aparecen reflejados en nuestras observaciones diarias, vamos a exponer un testimonio irrefutable sobre la falsedad de creer en la estricta monogamia de la especie.

¡Y eso que ni yo mismo daba crédito a lo que ocurrió!

Fue a finales del invierno de este año, más concretamente, en febrero. Suerte que habíamos coincidido en Cal Hortò, para efectuar el marcaje de los 7 ejemplares que iban a ser liberados, más de 10 personas. Porque todas ellas fueron testigos.

Que MENTA es un caso atípico, como hembra territorial y como madre nutricia, ya lo sabíamos y así quedó expuesto en el documento titulado “GATA y MENTA, los dos polos”, disponible tanto en la web de GREFA como en la página oficial del proyecto de reintroducción, es decir, www.blackvulture-pyrenees.org.

Lo que no estábamos seguros es que MARIO iba a significar también un vuelco para postulados y afirmaciones recurrentes, como la fidelidad conyugal que caracteriza a todas las parejas de buitres negros.

Sí que habíamos detectado que PESSONADA, la hembra que enviudó en 2011 tras la repentina y desgraciada muerte de HORTÒ, andaba tras los pasos de MARIO. Y que, de vez en cuando, coincidían en los mismos posaderos, se intercambiaban miradas e incluso algún que otro roce con el pico.

Pero lo que nunca podríamos imaginar es que el 20 de febrero, en plena fase de incubación y ante nuestros ojos atónitos, PESSONADA y MARIO copularon sin recelo alguno, en compañía de varios buitres negros, leonados e incluso un quebrantahuesos adulto marcado por la FCQ (JUANLU), esperando a que se sirviera el desayuno habitual ante el recinto de aclimatación. MENTA, mientras tanto, permanecía ajena a lo sucedido en el nido.

¿Y cuál es el corolario, si es que lo hay?

Igual que ocurre entre las personas, en la sociedad de los buitres negros caben distintas opciones o estrategias reproductivas, desde las que priman la estabilidad de pareja a las que favorecen la libertad de comportamientos. Y, por lo que se ve, los efectos demográficos de elegir una u otra variante no son neutrales. Ya que las parejas que cabría denominar más fieles o estables (PERLA y PORTELL, por ejemplo) obtienen mejores resultados reproductivos por razones que a nadie se le escapan. Mientras que, por el contrario, las parejas más inestables o atípicas suelen acumular un fracaso tras otro.

A veces en las grandes águilas, tras varias experiencias reproductivas sin éxito, se produce un cambio de pareja. ¿Ocurrirá lo mismo al año que viene con MENTA y MARIO? ¿Conseguirá por fin PESSONADA emparejarse de nuevo, ya sea con MARIO o con otro macho alternativo, ahora que, por vez primera, hay un pequeño número de solteros en la colonia, aún inmaduros?

Habrá que abrir  bien los ojos, como siempre. Y dejarse sorprender por lo que suceda, desterrando prejuicios y afirmaciones categóricas que jamás logran apresar la compleja realidad de la vida.   
   

Mario
Equipo de trabajo de Boumort-Alinyà