UN DÍA CON GREFA
Actividad: Campaña de animales huérfanos 2014.
Día de la visita: 19 de junio de 2014
La nursería, a toda máquina
Texto y fotos: José Antonio Montero
El inicio de la temporada de cría no solo pone a la fauna ante la etapa más complicada de su ciclo anual. También da paso a los días de trabajo más intenso en un centro de recuperación de animales salvajes como GREFA, donde es prioritaria la devolución al medio natural, sanos y salvos, de los centenares de pollitos y crías que ingresan en la nursería por estas fechas.
Hace tres años la voluntaria norteamericana Marion Weger apareció por GREFA con una paloma torcaz herida que había recogido en el jardín de su casa. Desde entonces es una de las “fijas” en la campaña de animales huérfanos que se activa cada año coincidiendo con la época de reproducción de la fauna silvestre. Hoy acompaño a Marion y a otras dos voluntarias, Nuria Álvarez, ambientóloga, y Laura Mármol, estudiante de biología, en lo que viene siendo el frenesí habitual de un día cualquiera de trabajo en GREFA con los “huérfanos”. Al frente nos encontramos a Isabel Moreno, ella misma voluntaria durante muchos años, hasta que en 2009 comenzó a coordinar la campaña.
Desde primavera y hasta bien entrado el verano no hay respiro. En esas fechas llegan a GREFA cientos de polluelos de aves y crías de otros animales, a menudo traídos por los propios ciudadanos que los han encontrado. Puede tratarse de ejemplares que se han caído del nido, que son inexpertos en el vuelo, que han sido abandonados por sus padres o que están demasiado débiles. Pero todos ellos terminan en la nursería de GREFA, cuartel general de la campaña de “huérfanos”, donde Isabel y sus voluntarios trabajan contra reloj.
En alimentar a los recién llegados se les se va la mayor parte del tiempo. Hacemos recuento mental de lo que hay hoy en la nursería: más de 250 pollitos de urracas, palomas, patos, vencejos, aviones, golondrinas y gorriones, entre otras aves. “Les damos una media de cinco cebas diarias, lo que significa que casi estamos acabando de dar de comer al último huérfano de un turno cuando casi tenemos que empezar ya con el primero de la siguiente”, explica Isabel.
Es mediodía y ahora mismo Marion, Nuria y Laura están con la segunda ceba del día. No tienen tiempo ni de soltar las pinzas con las que suministran el alimento, uno tras otro, a todos y cada uno de los pollitos que viven en la nursería durante sus primeros días de vida. La mayoría de ellos son mantenidos en cajas de cartón acondicionadas o transportines. Pero a los más pequeñines se les distribuye en las tres incubadoras de la nursería, a una temperatura constante de algo más de treinta grados, que hoy albergan sobre todo crías de vencejos, algunas de golondrinas y una de gorrión molinero.
Laura ceba meticulosamente a las golondrinas de las incubadoras con larvas vivas de tenebrio, los popularmente conocidos como gusanos de la harina. Mientras la observo, me da por pensar qué sería de tanta fauna huérfana, como los que está ahora mismo en la nursería, perteneciente la mayoría a especies que no tienen el “glamour” de las catalogadas como amenazadas, si no fuera por la labor anónima de muchos voluntarios. Especies sobre las que no gravita la imperiosa necesidad de salvar a un ejemplar para abordar el reto de conservar a su especie.
ESPÍRITU VOCACIONAL Y SOLIDARIO
Todo este bicherío menudo no suele ser una prioridad desde el punto de vista de la conservación, máxime cuando su atención requiere una dedicación constante siete días a la semana, algo inabordable para una asociación como GREFA si no es con el apoyo de los voluntarios. Gracias a ellos, más de 1.500 animales “huérfanos” fueron atendidos en 2013 en GREFA entre abril y agosto, periodo en el que se concentra la mayor parte de los ingresos, y gracias también a ellos, nada menos que el 70% de esa fauna desvalida pudo ser rehabilitada y devuelta al medio natural en condiciones óptimas.
Probablemente ninguna de las muchas acciones que se llevan a cabo desde los centros de recuperación de fauna silvestre puede retratar tanto el espíritu vocacional y solidario de quienes trabajan o colaboran en ellos. Algo de lo que debe andar más que sobrado Juan Moscoso, estudiante de veterinaria y también voluntario, pero de otro departamento, la enfermería de GREFA. Uno de sus cometidos es pasarse por la nursería para dar cuidados especiales a aquellos pollos con algún problema. Esta mañana su primer paciente es una urraca herida en una pata, que recibe una dosis de antibiótico. Acto seguido toca suministrar hidratación subcutánea a una paloma torcaz que ha sido atacada por unas urracas.
El trabajo del voluntariado de la campaña de “huérfanos” se distribuye a partir de dos turnos diarios (mañana y tarde) en la nursería. Cada voluntario acude a un turno diario a la semana y ahora mismo son unos treinta los involucrados en lo que va de campaña. También existe la posibilidad, para quienes vengan de lejos, de optar por la modalidad de estancia en el albergue de GREFA, con el compromiso de trabajar seis días a la semana durante un periodo mínimo de un mes. Su labor brinda una segunda oportunidad a unos animales que estarían sentenciados: merecen nuestro aplauso y apoyo.
ECHA UNA MANO
Debido a la disminución de nuestros recursos y ayudas, desde GREFA estamos buscando urgentemente apoyo económico para poder mantener nuestra campaña de atención a animales “huérfanos”. Hemos recurrido al crowdfunding como una de las vías para obtener financiación. Si te apetece colaborar, entra aquí:
http://www.funddy.com/grupo.derehabilitacion/campana-de-pequenos-animales-huerfanos