Hoy queremos hablar sobre un factor que, junto con la formación de parejas, determina la buena adaptación que están teniendo los ejemplares reintroducidos desde 2021 por el Proyecto Pigargo de GREFA en la cornisa cantábrica: la supervivencia. Hasta la fecha se han liberado 25 pigargos europeos, de los cuales sobreviven 17. Cada pérdida duele, pero una supervivencia de casi el 70% es un dato más que positivo.
Hay que destacar que cuando finalizó la fase experimental del Proyecto Pigargo, a los dos años de su puesta en marcha, la tasa de supervivencia superaba el 80%. Esa fase coincidió con la paralización de nuevas reintroducciones de pigargos por la retirada del apoyo al proyecto por parte de la comunidad autónoma implicada: el Principado de Asturias. Al no haber incorporaciones de más pigargos de momento y mientras no comience la reproducción de las aves liberadas, la tasa de supervivencia solo puede bajar.
Como para todas las aves de gran tamaño, una de las principales causas de mortalidad son las electrocuciones y con el pigargo no iba a ser diferente: nada menos que seis de las ocho bajas de pigargos de nuestro proyecto se debieron a este problema, al morir en apoyos eléctricos que no tenían las medidas necesarias para evitar esta lacra que sufre día a día nuestra avifauna. Estas electrocuciones se produjeron en Francia (1), Asturias (1), Cantabria (2) y Castilla y León (2). Cabe destacar que, tras la necropsia de uno de los pigargos electrocutados, se encontraron restos de veneno que no fueron suficientes para atribuir a esta causa la muerte del ejemplar, pero sí para facilitar la electrocución.
Otras causas de mortalidad registradas en los pigargos liberados han sido el ahogamiento en un depósito de agua en Cantabria, que acabó con la vida de "Pechón", y de nuevo el veneno, esta vez sí como causa de muerte, cuando "Valkiria" se encontraba por Francia durante su viaje de vuelta a la zona de reintroducción asturiana tras su dispersión juvenil.
Dos bajas muy relevantes
A principios de este año, sufrimos dos pérdidas importantes. Los machos "Pindal" y "Ventolín", que se encontraban emparejados con "Nansa" y "Bruxa" respectivamente, morían electrocutados en uno de los embalses de la Cordillera Cantábrica en los que se habían asentado. De golpe el proyecto veía como se deshacían dos parejas, una de ellas con altas probabilidades de como mínimo realizar un intento reproductor este año.
Como con otras especies víctimas de electrocuciones con las que trabaja GREFA (águila de Bonelli, águila imperial o milano real, entre otras), a partir de ese momento comenzaron en el entorno del citado embalse los trabajos de inventariado de tendidos peligrosos para las aves. Trabajos que ya habíamos hecho en su momento en la zona de reintroducción del pigargo en la costa oriental de Asturias, lo que dio lugar meses atrás a la corrección de numerosos apoyos eléctricos. En los nuevos muestreos en la zona donde cayeron "Pindal" y "Ventolín" encontramos más aves electrocutadas, en concreto cinco buitres leonados y los restos óseos de lo que creemos que eran dos milanos.
La buena noticia es que la modificación por parte de la empresa propietaria de los apoyos eléctricos que causaron la muerte de estos dos pigargos ha comenzado y seguirá hasta conseguir que el embalse y su entorno dejen de ser un punto negro de electrocuciones para los pigargos y el resto de las aves. El trabajo de campo y la presión ejercida ha dado sus resultados. No podemos asegurar que no vayan a seguir muriendo pigargos, pero desde luego, vamos avanzando.
El pasado septiembre sufrimos la última pérdida, "Musgosu", presuntamente a causa de una electrocución y en un apoyo que aparentemente era de diseño poco peligroso para las aves. Por la amplia experiencia de GREFA, sabemos que es una electrocución, pero a falta del informe de la necropsia no podemos afirmarlo al 100%. Actualmente, el personal del Proyecto Pigargo trabaja con el objetivo de modificar los tendidos presentes en la zona donde murió "Musgosu".
Más de trescientos apoyos corregidos
Tras la experiencia adquirida en estos años somos conocedores que el trabajo se tiene que centrar en corregir los apoyos peligrosos para las aves presentes en los territorios seleccionados por los pigargos. De hecho, la intensa labor de localización de tendidos tanto en el entorno del área litoral de reintroducción de los pigargos liberados, entre Asturias y Cantabria, como en los embalses de la Cordillera Cantábrica donde se han asentado algunos ejemplares, se ha traducido en la corrección de más de trescientos apoyos eléctricos hasta la fecha. Para ello, la colaboración de compañías como EDP e Iberdrola ha sido fundamental.
Pese a las pérdidas acaecidas dentro del proyecto, que la supervivencia de los pigargos se sitúe en el 68% tras dos años sin liberaciones es todo un éxito y demuestra la gran adaptación de estas aves a su nuevo medio, la Cordillera Cantábrica. Es por ello que los datos técnicos avalan la continuidad del proyecto, como así lo hacen también entidades internacionales de peso como la UICN y otros muchos apoyos en el ámbito científico y conservacionista.
Desde el Proyecto Pigargo se sigue trabajando actualmente para conseguir la corrección de tendidos eléctricos en los territorios donde se han instalado los pigargos (con lo que evitamos también la electrocución de muchas otras aves), así como en la reanudación del programa de reintroducción, para de esta forma conseguir una población viable a largo plazo del extinto pigargo europeo en la Península Ibérica.
Preguntas y respuestas sobre el Proyecto Pigargo:
https://www.grefa.org/proyectosgrefa/preguntas-y-respuestas-sobre-el-proyecto-pigargo.html
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