Parece que fuera ayer mismo cuando veíamos, con entusiasmo y algo de nerviosismo, eclosionar a nuestro pequeño buitre negro. No era para menos, ya que es el quinto ejemplar de su especie que nace en nuestras instalaciones y el segundo que lo hace mediante incubación artificial (el primero en beneficiarse de esta técnica fue nuestro querido Pablo, nacido en 2014). Varias semanas después, su desarrollo nos llena de alegría y orgullo.
Coincidiendo con la mitad de su estancia en el centro de cría de GREFA antes de que sea liberado en el medio natural, con aproximadamente 40 días desde su nacimiento, hemos procedido a trasladarlo a nuestro hospital de fauna salvaje para su chequeo. Ha sido entonces cuando el joven buitre negro nos ha dejado asombrados: su desarrollo era considerablemente mayo al de Pablo a su edad y su peso, también mayor, nada menos que 4,6 kilogramos. Además, su comportamiento salvaje no se quedaba atrás: lanzaba valientes picotazos al equipo de cría cuando lo intentaba bajar del nido artificial que ocupa en nuestras instalaciones.
Los chequeos indican que está todo en orden, por lo que para finales de de julio o primeros de agosto, este joven ejemplar pasará a engrosar la lista de buitres negros de la colonia de la especie creada en Boumort-Alinyá (Pre-pirineo catalán), gracias al proyecto impulsado por la Generalitat de Cataluña y la Fundació Catalunya-La Pedrera, con la participación de las ongs GREFA y TRENCA, entre otros organismos y entidades. Allí se unirá a los pollos nacidos este año en su hábitat natural y, quién sabe, con su predecesor Pablo, al que diariamente se le puede observar en la zona.
Después de la revisión nuestro protagonista regreso al nido con sus padres.