A veces, hay seres vivos destinados a remover conciencias. A veces, el frágil cuerpo de un animal puede llegar a conocer lo mejor y lo peor del ser humano. A veces, solo a veces, sentimos el dolor de otros como si nos lo hubiesen causado a nosotros mismos. Y a veces, en realidad muy pocas veces, se cruza en nuestras vidas alguien que sabemos que será irrepetible y que no podremos olvidar. “Alinyá” fue todo eso y mucho más.
“Alinyá” nació buitre negro nada menos que en la lejana Asia. Allí habría llevado la sencilla vida que le hubiese correspondido tener de no haberse cruzado en su camino las crueles redes del tráfico de animales, las cuales hace 50 años operaban todavía con mucha más impunidad y descontrol de lo que lo hacen ahora. No sabemos mucho de sus primeros años, pero de alguna forma terminó recalando en un zoo de Málaga desde donde fue trasladada al Hospital de Fauna Salvaje de GREFA en el año 2007 siendo ya un animal adulto.
Una luchadora nata
Esta hembra de buitre negro había pasado prácticamente toda su vida hasta entonces en cautividad, pero como con todo animal que llega a nuestro centro en Majadahonda (Madrid) nos propusimos que eso no siguiese siendo así. Después de tres años trabajando con ella, en 2010 le pudimos regalar lo mejor que nosotros podemos ofrecer a un animal salvaje: su libertad. Ese año fue liberada en el Espacio Natural Montaña de Alinyá (Lleida), del que tomaría el nombre, dentro del Proyecto Monachus para la recuperación del buitre negro en el Prepirineo catalán.
Su adaptación tras un cautiverio tan largo no fue fácil, y las primeras semanas de vida en libertad necesitó de todos los cuidados y atenciones por parte de los técnicos del proyecto para asegurar su alimentación y supervivencia en el barranco donde decidió atrincherarse. Pero si algo nos sobra en GREFA es experiencia en la recuperación de fauna salvaje, incluidas causas perdidas como podía parecer esta. “Alinyá” respondió a nuestra fórmula mágica de paciencia, dedicación y conocimientos y, por fin, empezó a disfrutar plenamente de su retorno a la naturaleza.
Una segunda vida
Pero aquello duró muy poco. Unos meses más tarde reingresaba en el Hospital de Fauna Salvaje de GREFA en estado muy grave tras ser tiroteada. Los casi 200 perdigones alojados en su cuerpo no dejaban lugar a dudas: el disparo había sido a bocajarro. Se le pudo salvar la vida, aunque esta vez resultaría ya imposible que recuperase su libertad. Muchos de aquellos perdigones ni siquiera era posible extraérselos y la acumulación de plomo en su organismo le causaba importantes secuelas que requerían tratamiento de por vida, además de que las heridas habían obligado a hacerle pequeñas amputaciones que afectaban a su capacidad de vuelo.
A partir de entonces le dimos en nuestro centro los mejores cuidados; estuvo atendida, alimentada, tuvo su pareja en cautividad y hasta puso huevos, aunque infértiles. Triste consuelo para un ave que estaba destinada a surcar los cielos y a recorrer miles de kilómetros. Pero en ese tiempo “Alinyá” cumplió también una importante misión. Durante muchos años fue en GREFA la piedra angular de nuestro centro de educación ambiental "Naturaleza Viva". Precisamente, la educación ambiental es tal vez lo único que pueda algún día evitar que haya más casos como este en el mundo.
Siempre en nuestro recuerdo
Sorprendió y conmovió a todos los que conocieron su historia. Tuvo más padrinos que nadie y, probablemente, fue el más querido de los animales que han pasado por nuestras instalaciones ya que todos aspirábamos a compensarla de alguna forma, aunque solo fuera un poquito, de todos los sinsabores como le tocó vivir. Finalmente, “Alinyá” murió el 12 de diciembre de 2022 rondando el medio siglo de vida. “Alinyá”, por siempre historia de GREFA.
El buitre negro “Alinyá” da sentido a toda la labor que desarrollamos en GREFA en defensa de la fauna salvaje, al igual que el resto de animales y especies con las que trabajamos en favor de su recuperación y conservación. ¡Únete a esta causa con tu apoyo a la biodiversidad!