El destino de los animales que se convierten en los pacientes del Hospital de Fauna Salvaje de GREFA es siempre incierto y esa segunda oportunidad que tratamos de brindarles no siempre culmina con el éxito. Es el caso del águila imperial "Sol", una hembra a la que rescatamos en el verano de 2022 cuando apenas había abandonado su nido y que tras liberarla con un emisor GPS ha acabado siendo víctima de una electrocución.
Son muchos los peligros que hay en el medio donde los animales salvajes deciden vivir. La realidad es que hay un porcentaje de ellos que no superan tantas trampas y complicaciones impuestas por la actividad humana, a lo que hay que sumar las dificultades propias que el medio natural impone. Sobrevivir implica toda una serie de pruebas que son un gran reto, como seguro que lo fueron para "Sol" durante sus dos años de movimientos por gran parte de la Península Ibérica, como corresponde a un águila imperial en fase de dispersión juvenil.
A buen seguro que "Sol", en sus desplazamientos dispersivos, superó carreteras, vías de trenes, días de caza, tóxicos en la agricultura y la ganadería, hábitats transformados en parques solares o amenazantes parques eólicos, balsas de riego y tendidos eléctricos. Por desgracia, el pasado 25 de mayo nuestra amiga se encontró con un obstáculo que no pudo superar: la electrocución en el poste de un tendido en la provincia de Segovia, una amenaza muy actual en nuestros campos que cada año se lleva la vida de decenas de miles de aves, en gran parte rapaces como "Sol".
El viaje de este ejemplar había estado precedido de su estancia en el Hospital de Fauna Salvaje de GREFA, ya que en su primer vuelo en el verano de 2022, tras abandonar el nido, fue directa a una piscina en el municipio de Valdelaguna (Madrid), de donde fue rescatada y trasladada a nuestro centro. Tras un periodo de rehabilitación "Sol", que fue apadrinada por la empresa Capital Energy, fue liberada tras dos meses de estancia en nuestras instalaciones, con un emisor GPS en su dorso.
A partir de entonces, "Sol" nos demostró que estaba preparada para la vida en libertad, hasta el punto de acabar dispersándose por dos países (Portugal y España) y por ocho comunidades autónomas (Castilla-La Mancha, Extremadura, Comunidad de Madrid, Andalucía, Cantabria, Valencia, Asturias y Castilla y León), visitando zonas tan distantes entre sí como Asturias y el Cabo de Gata. En el siguiente mapa se pueden apreciar los movimientos realizados por "Sol" desde su liberación en el verano de 2020:
Una amenaza aún muy vigente
Lógicamente, ejemplares tan viajeros tienen más posibilidades de morir por algunas de las causas de mortalidad habituales para la avifauna, como por ejemplo las electrocuciones en el caso de "Sol". En estos últimos años se han rectificado muchos apoyos eléctricos, pero también es cierto que es hora de corregir la gran cantidad de tendidos de propiedad particular donde caen electrocutados gran cantidad de aves que, al igual que el águila imperial "Sol", ya no podrán transmitir su carga genética, ni dejar descendencia para su especie.
Por dar una oportunidad al optimismo, queremos destacar el compromiso de algunas compañías eléctricas, organizaciones y particulares que están trabajando para impulsar la corrección de tendidos eléctricos peligrosos para las aves. Mientras tanto, la información aportada por "Sol" y otros muchos animales objeto de seguimiento gracias a los dispositivos GSM-GPS está siendo de gran valor para conocer y evitar las principales amenazas para nuestra biodiversidad.
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