Buenas noticias para esta ave bien conocida por los lectores de Quercus y de los visitantes de nuestra web de GREFA
Por fin lo logró. En su primera temporada de cría con éxito, tres son los pollos que ha sacado adelante Susana en su nido del norte de Toledo. La suerte empieza a sonreír al águila imperial cuyos avatares han podido conocer los lectores de Quercus y de la web de GREFA, desde que hace más de tres años fuera liberada, tras ser rehabilitada de una electrocución en GREFA.
Textos: José Antonio Montero de la revista Quercus
Cuando el año pasado se cayeron del nido los tres huevos que Susana incubaba en un eucalipto de una zona con mucho viñedo y algo de olivar del norte de la provincia de Toledo, en la comarca de Torrijos, los naturalistas que seguían vía satélite a este ejemplar pensaron que verdaderamente la mala suerte se estaba cebando con ella.
No había sido suficiente infortunio que esta hembra de águila imperial se electrocutase y al caer se rompiese un ala en 2008, el año que le vio nacer, tras abandonar el nido e iniciar su dispersión juvenil. El ejemplar fue recogido malherido en el término municipal de Fuente el Saz (Madrid) y, tras meses de rehabilitación en el hospital de fauna silvestre de GREFA, liberado de nuevo, ya con un emisor en su dorso.
Desde entonces, en los más de tres años de seguimiento por satélite del animal hasta la fecha, no han parado los sustos. Uno de los más grandes fue el envenenamiento de uno de los machos con los que Susana pasó su etapa juvenil por las llanuras del sur de Madrid y el norte de Toledo por las que se movía, en un episodio de envenenamiento detectado por los naturalistas de GREFA mientras seguían a Susi.
Tras la caída de la puesta en 2011, a petición de GREFA, la Junta de Castilla-La Mancha se preocupó de afianzar el nido del eucalipto con vistas a la siguiente temporada de cría. Pero de nuevo Susana y su pareja decidía desafiar a su propio destino y, de paso, quebrar la paz interior de los naturalistas que la seguían: la impredecible hembra y el mismo macho con el que estaba emparejada el año pasado optaron por nidificar la pasada primavera en otro sitio, concretamente en lo alto de un gran chopo, entre viñas, membrillos y olivos, a algo más de un kilómetro del primer nido, que la pareja seguía utilizando para dormir, antes de hacer la puesta en el chopo.
Para que esta vez nada fallase, y en viendo que loa plataforma se estaba inclinando lentamente, el nuevo nido fue afianzado con unos soportes metálicos. Era un poco inquietante la cercanía del lugar a un camino agrícola, en pleno coto de caza y con un entorno humanizado con pueblos y carreteras cercanos. Pero las palabras de Ernesto Álvarez, de GREFA, que ha coordinado el seguimiento de Susana durante todos estos años, suenan tranquilizadoras: “Tanto el titular y los guardas del coto como los propietarios de la finca saben que está criando y lo aceptan perfectamente”, y además “este tipo e hábitat estepario es el más utilizado por el águila imperial oriental y cada vez es más utilizado en la Península Ibérica”.
En nuevos hábitats de cría
Sorprende un poco ver a las águilas imperiales criando en estas campiñas agrícolas, cuando uno tiene más bien asociada la reproducción de la especie a dehesas o montes mediterráneos. “Pero este tipo de hábitat ya era muy frecuentado por las grandes rapaces como zona de alimentación y dispersión”, me explica Marino López de Carrión, encargado para la Junta de Castilla-La Mancha de las especies amenazadas en Toledo.
En esta provincia crían ahora mismo más parejas de águila imperial que en ninguna otra: nada menos que 75, de un total para la especie de 330 según los datos oficiales de 2011. Para este biólogo es lógico que en este contexto de recuperación generalizada la especie empiece a ocupar como reproductora nuevos ambientes.
Lo que no quita para que miedos como la posibilidad de un envenenamiento siempre estén presentes. Pero lo cierto es que la gran abundancia de liebres, conejos y perdices de la zona mantiene relajados a los cazadores y ha dado de sobra para un aporte alimenticio que se ha traducido en una gran noticia: Susana por fin ha criado con éxito este año, al igual que lo han hecho sisones, gangas, perdices, milanos reales e incluso una carraca a menos de 50 metros del nido.
Además en no pocas ocasiones los técnicos de GREFA han localizado otros ejemplares marcados con GPS, como las águilas perdiceras del programa de recuperación de la especie en la Comunidad de Madrid o los buitres negros igualmente marcados en Madrid. Concretamente Atalaya y Romero se mueven muy cerca del nido de Susana desde hace varios meses.
Superviviente con récord
La puesta ha sido de tres huevos y, para redondear los buenos augurios, todos los pollos han eclosionado y han salido adelante en perfectas condiciones, de manera que la segunda quincena de julio por fin volaron los tres aguiluchos. Pocos días antes, cuando estos pollos tenían entre cincuenta y sesenta días de edad, se procedió a su marcaje con emisores satélite GPS .
Estas tres aves se sumarán a las cuatro águilas imperiales que actualmente son rastreadas vía satélite por GREFA en el centro peninsular, entre ellas Susana, toda una superviviente que ostenta ya un nuevo récord: haberse convertido en la primera águila imperial que es objeto de seguimiento continuado durante todo su ciclo vital (periodo de dispersión) hasta la reproducción. El seguimiento casi diario de los naturalistas de GREFA con la colaboración de los agentes medioambientales, está garantizando su supervivencia de la pareja y de su `prole. Le deseamos la mejor de las suertes.
Cómo hacer conservación desde las alturas
El pasado 22 de junio la revista Quercus fue invitada al marcaje con emisores satélite de los tres pollos de Susana. El operativo organizado por el grupo naturalista GREFA contó con la supervisión sobre el terreno de agentes y técnicos de la Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha. Fue fundamental la colaboración del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama), en la persona de Víctor García Matarranz, especialista en captura y marcaje de fauna silvestre.
Entrenado sobre todo en trabajos de altura como los que implican acceder a nidos en árboles o cantiles, es toda una institución entre los naturalistas españoles por su participación en gran cantidad de proyectos con especies amenazadas, especialmente rapaces. Solo de águila imperial ha colocado emisores a más de doscientos ejemplares desde mediados de los años noventa. Es por tanto un habitual de GREFA en múltiples marcajes por toda la Península Ibérica.
Ataviado como un escalador, con casco, arnés, cuerdas y mosquetones, García Matarranz sube con una escalera a lo alto del chopo donde está el nido y trepa un tramo más hasta tener a mano a los pollos. Uno a uno los mete en una bolsa grande y con ayuda de cuerdas los va bajando sucesivamente al suelo, donde los veterinarios de GREFA les ponen caperuza para que estén más tranquilos y se encargan de tomarles medidas, extraer muestras de sangre y hacerles un chequeo general.
Los pollos son dos hembras de 3'4 y 3'2 kilos y un macho de 2'9 kilos, confirmados con análisis genético en laboratorio. Cuando son devueltos al nido, ya llevan un emisor de 45 gramos a su espalda, gracias al cual trasmitirán en los próximos años una información de gran interés para un mejor conocimiento y conservación de la especie.
Un poco de historia
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