Rescatamos 43 pollos de aguilucho cenizo durante la campaña de conservación de este año.
Autor: Laura Sanchez Arce, bióloga de GREFA.
Un año más hemos desarrollado la campaña de conservación de aguiluchos ibéricos en la Comunidad de Madrid centrada principalmente en el aguilucho cenizo (Circus pygargus).
El aguilucho cenizo está catalogado como vulnerable a nivel regional y estatal. Su población ha disminuido de forma alarmante en los últimos años en Europa debido principalmente a la intensificación de la agricultura: el uso masivo de fitosanitarios, la transformación de cultivos de secano en cultivos de regadío, el uso de variedades tempranas de cereal, y sobre todo, la mecanización en el proceso de cosecha.
Se trata de una especie migradora que llega a nuestra región entre marzo y abril, poco tiempo después empiezan a formar parejas y establecerse en territorios concretos. Es en ese momento cuando comienza nuestro trabajo de campo, siguiendo sus movimientos y marcando esos territorios.
En el sur de la Comunidad de Madrid anidan en cereal, principalmente cebada, pero también trigo y avena. A las pocas semanas de llegar las hembras empiezan a poner los huevos, manteniéndose casi todo el tiempo “tumbadas” en el cereal, mientras el macho caza alimento para ambos; cuando se acerca al nido llama a la hembra, ésta sale y realizan un intercambio de comida en el aire, que llamamos “pase de ceba”, volviendo después al nido. Gracias a este comportamiento nosotros podemos localizar los nidos en esta etapa.
El proceso de localización y marcaje de nidos es bastante complejo debido a las dificultades del terreno. Tenemos que formar varios equipos y establecer “estaciones de espera” con telescopio y prismáticos para poder orientarnos entre los campos de cereales.
El marcaje de los nidos lo hacemos intentando reducir el contacto con los animales al mínimo posible y respetando siempre el cereal cultivado. Colocamos unas cañas, de forma que podamos verlas a una distancia razonable.
Una vez realizado todo este trabajo al que dedicamos largas jornadas es el momento de hablar con los agricultores para hacerles saber que en su parcela tienen nidos y averiguar cuándo se va a cosechar y evitar que las máquinas atropellen a los pollos, que al no poder volar, no pueden escapar de la cosechadora.
Si en el momento de la cosecha lo pollos no están preparados para volar intervenimos y los rescatamos, colocándolos después en hacking, una especie de “nido gigante” donde están protegido. Aquí les alimentamos sin que nos vean y pueden empezar a hacer sus primeros vuelos.
Mediante este proceso, este año hemos conseguido salvar 43 pollos, que de otra manera habrían acabado bajo los peines de las máquinas. En unos pocos casos tuvimos que recoger huevos que todavía no habían eclosionado, que llevamos a nuestras instalaciones, donde el equipo de cría en cautividad se está encargando de ellos. De momento han nacido 4 de ellos y os iremos mostrando todo el proceso hasta su suelta en nuestra página.
Por último, queremos agradecer a todas las personas que han colaborado con nosotros en este proyecto de conservación de aguiluchos:
- Gracias a Isabel, Guillermo, Iván, Laura, Emilio, Diego, Susana y Sergio, voluntarios y personal de prácticas que ha dedicado muchas horas y esfuerzo pasando frío, calor, y penalidades varias. Sin ellos esto no habría sido posible.
- Al personal de Grefa del departamento de Cría en Cautividad que cuida de nuestro huevos y aguiluchitos, a veterinarios y rehabilitadores que ha recuperado y cuidado de nuestros pollos.
- A los agricultores de Pinto y Torrejón de Velasco que han ayudado en todo este proceso
- A David, Guarda del Coto de Torrejón de Velasco, que ha colaborado en todo momento, facilitando mucho nuestro trabajo.
- Y al Fondo Emberiza que ha posibilitado todo esto.
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