Llegado finales de junio las cosechadoras irrumpen en los campos de cebada y trigo para recoger la simiente que la tierra ha estado alimentando durante meses… lo que es la fiesta de ver finalizado un ciclo ( no ha mucho que tras la cosecha se iniciaban las fiestas de muchas localidades), para muchos pollos de aguiluchos no volantones se convierte en un dramático y terrible final pues los pollos sucumben al paso de la maquinaria agrícola.
Desde hace más de quince años GREFA viene trabajando con los agricultores y cosecheros de la Sagra madrileña para que ello no ocurra y junto a ellos, realizamos la “Campaña de Conservación de los aguiluchos” que consiste en localizar los nidos entre el cereal, señalizar los nidos, definir el rodal sin cosechar y estar presentes durante la cosecha del cereal en aquellas parcelas con nidos donde los pollos no han volado todavía y en cuyo caso se retiran los pollos a lindes o parcelas próximas.
Pero en ocasiones los pollos son muy pequeños, o las zonas próximas no garantizan la pervivencia de los pollitos por lo que no queda más remedio que retirarlos, llevarlos al Centro de Recuperación de GREFA y prepararlos para el hacking de liberación.
Con pacas de pajas construimos un recinto en cuyo interior introducimos los pollos cuando ya termoregulan y todavía les quedan unos diez días para volar. Allí completarán su desarrollo y en sus inmediaciones realizarán los primeros vuelos teniendo como referencia y punto de alimentación suplementaria el hacking.
De esta manera decenas de pollos de aguiluchos son liberados por GREFA cada año en la Finca de Miguel Carrero quien, junto con Fernando Cobo se encarga de aportar diariamente la alimentación y realizar el seguimiento de los pollos volados.