El año pasado, GREFA recuperó y liberó a casi 2.000 animales, lo que representa más de la mitad de los ejemplares que ingresaron en el hospital de fauna que esta asociación tiene en Majadahonda (Madrid). Un total de 384 animales nacieron en estas instalaciones en 2013, destinados a ser liberados en programas de reintroducción o reforzamiento de poblaciones de especies amenazadas.
21 de enero / Como es habitual al iniciarse un nuevo año, el Centro de Recuperación y Hospital de Fauna Silvestre que la asociación naturalista GREFA tiene en Majadahonda (Madrid) hace balance de los resultados obtenidos en la temporada anterior. En 2013, un total de 3.474 animales heridos o enfermos (es decir, casi 10 ejemplares al día de media) ingresó en estas instalaciones para ser atendido de las más diversas lesiones o patologías. Esos ingresos muestran un amplio abanico de amenazas de las que son víctimas nuestras especies (venenos, cazadores desaprensivos, atropellos, trampas, expolios de nidos, desnutrición o transformaciones del entorno, entre otras).
La prioridad siempre ha sido devolver a su hábitat natural a esta fauna, una vez que vuelven a alcanzar las condiciones idóneas para la vida en libertad. Pues bien, durante 2013 el equipo de naturalistas, veterinarios y rehabilitadores de GREFA, con la colaboración de un amplio elenco de voluntarios, consiguió recuperar y liberar a 1.972 ejemplares (es decir, más de la mitad de los ingresos) pertenecientes a más de un centenar de especies diferentes. Las que registraron más liberaciones fueron el vencejo común (411), el cernícalo primilla (259), el ánade real (217) y la cigüeña blanca (112). De los animales liberados, casi 1.100 eran “huérfanos”, es decir, polluelos y crías que ingresaron en las instalaciones de GREFA durante la pasada temporada reproductora de la fauna silvestre, siendo aún demasiado pequeños para volar o desenvolverse bien en su hábitat natural. Puede tratarse de ejemplares que se han caído del nido, que son inexpertos en el vuelo, que han sido abandonados por sus padres o que están demasiado débiles, entre otros motivos.
Muchos de los animales salvajes que ingresan en el centro de GREFA son traídos por los servicios de recogida de esta ONG previo aviso, para lo cual es fundamental la colaboración de la Guardia Civil, la Policía Municipal y numerosas clínicas veterinarias. Pero también a menudo son llevados al propio hospital por particulares que se los encuentran, en un gesto que refleja el grado de sensibilización ciudadana.
Otras líneas de trabajo desarrolladas en este Centro de Recuperación y Hospital de Fauna Silvestre también han tenido resultados relevantes en beneficio de la biodiversidad. Una de ellas es la cría en cautividad: 384 animales de hasta diez especies diferentes nacieron en estas instalaciones en 2013, destinados a ser liberados en programas de reintroducción o reforzamiento de poblaciones silvestres de especies como el buitre negro, el águila real, el águila de Bonelli, el cernícalo primilla y el galápago europeo.
El seguimiento en plena naturaleza de fauna de especial interés científico o conservacionista supuso el marcaje con emisores satelitales, durante el año pasado, de más de veinte aves rapaces amenazadas (12 buitres negros, 6 águilas de Bonelli y 3 águilas reales). En los últimos diez años, los biólogos, naturalistas y voluntarios que integran el equipo de seguimiento de GREFA han seguido el rastro de más de 150 aves, gracias a la señal emitida por los emisores que portaban. Esta labor ha permitido comprobar la buena adaptación al medio natural, una vez liberados, de los animales rehabilitados en el hospital de fauna de GREFA.
La colaboración en proyectos, seña de identidad
En sus más de treinta años de actividad continuada, GREFA se ha consolidado como una referencia en la recuperación y el seguimiento de la fauna autóctona amenazada. Para ello ha sido fundamental el alto nivel de colaboración alcanzado con numerosas comunidades autónomas, así como la búsqueda de alianzas con otros centros de recuperación de fauna silvestre, pero también empresas, universidades, centros de investigación y ONG. Esta línea de trabajo ha traspasado fronteras gracias a proyectos cooperativos en países de Europa como Francia, Italia, Hungría o Bulgaria.
Fruto de estas colaboraciones ha sido la reintroducción del buitre negro en Cataluña, donde la especie llevaba cien años extinguida y se ha conseguido crear una incipiente población reproductora en el Pirineo de Lleida, o la puesta en marcha del proyecto LIFE BONELLI que por primera vez intenta recuperar en su conjunto la población española de una de las rapaces más amenazadas de la región mediterránea: el águila de Bonelli.