Este mes de enero, se ha celebrado en Piñel de Abajo (Valladolid), la II Jornada de Recuperación del Bosque Autóctono, organizada por el Ayuntamiento del mismo municipio y la Asociación Cultural Prao de Luyas.
Dicha jornada contó con la participación de la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA) y el Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (GREFA).
La jornada consistió en la reforestación de dos recejos enclavados en terrenos agrícolas cubriendo una superficie total de 1 ha de terreno municipal. En total se plantaron 650 plantones de encina, quejigo, almendro y pino piñonero, y se sembraron numerosas bellotas.
Posteriormente, se instalaron dos cajas nido para cernícalo vulgar, en los mismo terrenos. Próximamente serán instaladas otras 18 cajas más para este falcónido y 5 para lechuza común. Esta actuación concretamente, contó con el apoyo y asesoramiento del proyecto del Control Biológico de plagas de topillo que GREFA lleva desarrollando por numerosos municipios de Castilla y León desde hace años.
Después de cumplir con el trabajo, los cerca de 60 asistentes a la jornada, soltaron palas y azadas, y acudieron a la merecida comida popular organizada en el ayuntamiento.
GREFA, marcó el fin del día con una charla-exposición sobre el proyecto del control biológico, la cual contó con un público muy diverso entre agricultores, cazadores y naturalistas.
En esta charla, se puso un especial énfasis en explicar cuál es el origen de la problemática del topillo en Castilla y León, pues la falta de información y de difusión de conocimientos en la materia hace que a día de hoy la mayor parte de la población rural todavía considere el lanzamiento desde helicóptero como el origen de este roedor en las estepas castellanas.
Esta, es una idea completamente insostenible y sin fundamento fruto de la desinformación. Han sido numerosos y prolongados los estudios llevados a cabo por distintos investigadores del IREC-CSIC, que han permitido conocer las verdaderas causas de expansión y proliferación de este roedor propio de la cordillera cantábrica. Entre las numerosas razones que explican la génesis de esta grave problemática se encuentran las siguientes:
La dinámica de poblaciones de este micromamífero, que tiene un comportamiento cíclico que lo conduce a un elevado crecimiento demográfico periódico cada 4 o 5 años; el favorecimiento de su hábitat de cría (inmensas parcelas de monocultivos asépticos y desprovistos de cualquier elemento del paisaje que pueda ofrecer cobijo a sus depredadores naturales); o la facilitación de alimento durante todo el año (cultivo de forrajeras de regadío y secano como la alfalfa). Todos estos factores y otros tantos justifican la proliferación masiva de este roedor, que multiplica sus efectivos en años de inviernos suaves y primaveras lluviosas.
La exposición, también puso de manifiesto la evidente transformación del paisaje agrario, del cual han sido eliminados casi en su totalidad esos pequeños elementos como árboles, linderas, majanos o arbustos que con su presencia favorecen significativamente la diversidad biológica y por tanto el mantenimiento del equilibrio y de las interacciones naturales entre depredadores y presas. Es evidente, que la maximización e intensificación de la superficie productiva agraria a costa de la transformación radical del paisaje no va a ser “gratuita”, y de forma intrínseca, va a tener implícito unas consecuencias negativas como efecto respuesta del propio medio natural.
Esta completa jornada, puso de manifiesto la importancia de la labor llevada a cabo entre administración , asociaciones culturales y ONGs para difundir los conocimientos y la información existente entre los sectores afectados, y al mismo tiempo sacar adelante alternativas y soluciones sostenibles .