Hasta Bruselas viajó hace unos días una representación de GREFA, invitados por el grupo parlamentario Izquierda Unitaria Europea / GUE/NGL / Podemos. Y no íbamos solos. Nuestros compañeros de viaje fueron los integrantes de una comisión de participación ciudadana formada por representantes de diferentes entidades y asociaciones ligadas al medio rural. Nuestro objetivo: elevar nuestras voces y hacer llegar nuestras inquietudes y peticiones a las máximas autoridades en cuestión de política agraria común, medio ambiente y desarrollo rural.
Ganaderos Ibéricos Unidos (GIU), Ganaderas en Red (GeR), Fundación Savia, Unión de Uniones de Ganaderos y Agricultores (UGAMA), Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA-GOAG ) y miembros de Podemos Castilla y León. Con ellos integramos la comitiva española al Parlamento Europeo. Ahora os preguntaréis: ¿Para qué fuimos? Pues en concreto el objetivo de GREFA era hacer llegar nuestras aportaciones a la reforma de la Política Agraria Común (PAC) en cuestión de control de plagas de topillo.
El pasado 24 de enero, en una intensa jornada de trabajo nos reunimos con Claudia Olazábal, jefa de Unidad de la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea, y con José Alegre, asistente técnico de la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea. Todos los participantes tuvimos también la oportunidad de exponer nuestras inquietudes en una mesa coloquio presidida por los eurodiputados Estefanía Torres y Matt Carthy, de Izquierda Unitaria Europea, y por miembros del equipo de trabajo de Lidia Senra, también de Izquierda Unitaria Europea.
Allí pudimos manifestar la posición de GREFA a favor de una PAC realmente comprometida con el medio ambiente. Desde nuestra experiencia con el control biológico del topillo campesino en Castilla y León manifestamos nuestro estupor ante el hecho de que una política agraria que presume de dirigir sus acciones hacia la conservación del medio ambiente permita ciertas prácticas utilizadas en la gestión de las plagas del roedor. En concreto hablamos del uso de rodenticidas anticoagulantes y de la quema de ecosistemas lineales, que suponen un verdadero riesgo para la salud pública y el medio ambiente, máxime cuando los estudios científicos apuntan que lejos de solucionar el problema lo único que hacen es empeorarlo.
Por todo ello, expusimos nuestras propuestas, que os resumimos a continuación:
- - Retirada de la lista de productos tóxicos autorizados como pesticidas agrarios de los rodenticidas anticoagulantes, incluyendo las “autorizaciones excepcionales” que se vienen haciendo hasta ahora.
- - Una normativa que prohíba el uso de las quemas como sistema de control de plagas de roedores, ya que los resultados científicos indican que la estrategia a desarrollar con las vías de dispersión debería ser exactamente la contraria a la que se está usando.
- - Obligación de gestionar estas plagas de roedores mediante programas integrados que adopten medidas alternativas más saludables y ambientalmente sostenibles, de eficacia contrastadas técnica y científicamente, que no ocasionen daños y perjuicios superiores a que aquellos que se pretendían evitar en su inicio.
- - Una normativa que impulse tanto a proteger el mosaico agrícola como a restaurarlo en aquellos lugares donde ha desaparecido en las últimas décadas.
- - Instar a las administraciones a aplicar la normativa europea existente en cuanto a conservación del paisaje, sostenibilidad y desarrollo rural.
No nos queda sino transmitir nuestro agradecimiento a Rubén Valín por tendernos la mano y a todos los compañeros de viaje por esta enriquecedora experiencia.