Nuestro programa de voluntariado ambiental nos llevó a la localidad vallisoletana de Rueda para trabajar en un proyecto piloto que consiste en fomentar la biodiversidad en zonas donde el monocultivo dominante son los viñedos y donde los refugios o lugares de reproducción para la fauna silvestre son nulos o muy escasos. Tras la fase inicial de estos trabajos, os informamos de los primeros resultados.
La empresa González Byass, dedicada a la producción de vinos en diferentes puntos y denominaciones de origen de la geografía española, contactó hace unos meses con GREFA para que propusiéramos una serie de acciones encaminadas a aumentar la diversidad en dos fincas recién adquiridas para producir el famoso blanco de Rueda, en una apuesta decidida por acabar con esa idea de que la fauna silvestre y la agricultura son incompatibles.
Sumidos en esta idea de poner en valor la diversidad ecológica en los medios agrarios es de reconocer y agradecer esta iniciativa y por ello nos pusimos en marcha la semana del 22 al 26 del pasado julio para llevar a cabo los trabajos diseñados. Estos han consistido en la instalación de cajas nido sobre postes entre las cepas para potenciar la presencia de depredadores que actúan sobre el topillo campesino. Entre los daños al medio agrícola que causa este roedor en el municipio de Rueda también se ven afectados los viñedos cuando aumentan las densidades de la especie. Lechuzas, mochuelos y cernícalos, por cazar y consumir grandes cantidades de topillos, son los destinatarios de esta acción.
Además, las dos fincas propiedad de González Byass tienen unas pequeñas manchas de pinar de pino piñonero donde hemos colocado refugios y nidales para murciélagos, aves insectívoras y rapaces forestales como el cárabo y el autillo. En unos taludes de pronunciada pendiente hemos construido un muro tipo bancal para posibilitar refugio a lagartijas, lagartos, culebras y pequeños mamíferos como la comadreja. Estos muros se convierten así en puntos de biodiversidad y diversifican notablemente el paisaje.
Por último y aún sin terminar (lo haremos en las próximas semanas) estamos preparando una charca de unos cuarenta metros cuadrados para albergar a una comunidad de anfibios muy necesitada de puntos permanentes de agua y que atraen también a otras especies para saciar su sed.
Los voluntarios que han participado se han entregado al trabajo y en una convivencia que ha facilitado la consecución de los objetivos que nos habíamos marcado. Una colaboración que desde GREFA no dejaremos de agradecer.