Caja nido para lechuza común colocada por GREFA en el municipio leonés de Escobar de Campos.
Caja nido para lechuza común colocada por GREFA en el municipio leonés de Escobar de Campos.

Uno de los objetivos que nos marcamos dentro del proyecto de control biológico del topillo campesino en Castilla y León es tener una presencia activa en los territorios donde este roedor ocasiona daños en los cultivos. Es por ello que, entre el 2 y el 5 de mayo, hemos instalado 100 cajas nido en Escobar de Campos (León) para fomentar las poblaciones de la lechuza común, el cernícalo vulgar y el mochuelo europeo.

Esta acción medioambiental se ha desarrollado en el marco del proyecto “Trabajos experimentales de control biológico del topillo campesino en la Submeseta Norte” en colaboración con la empresa Tragasatec y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco). Para su realización ha sido clave la colaboración de la Junta Agropecuaria de León (JAL), los agricultores y vecinos de Escobar de Campos que ha hecho posible la colocación de los nidos sobre postes en una superficie de unas 1.000 hectáreas del municipio. Un territorio que cuenta con una variada y rica avifauna esteparia (codornices, aguiluchos y avutardas, entre otras aves), especies que hemos podido observar durante los días en los que hemos permanecido en la localidad leonesa.

Momento de la colocación de una caja nido en Escobar de Campos (León).Momento de la colocación de una caja nido en Escobar de Campos (León).

Aliados de los agricultores

En el año 2009 comenzó esta iniciativa experimental de control biológico de topillo campesino cuyo objetivo principal es restaurar el equilibrio depredador–presa fomentando la presencia de aves rapaces autóctonas especializadas en la captura de roedores mediante la instalación de cajas nido que facilitan su asentamiento en áreas agrícolas que se ven afectadas por explosiones demográficas del topillo.

Estas aves rapaces aliadas de la agricultura y usuarias de las cajas nido son la lechuza común, el cernícalo vulgar y el mochuelo europeo, especies que de otro modo no encontrarían lugares de nidificación en un paisaje fuertemente simplificado e intensificado como lo es la vasta estepa cerealista. En este sentido, se estima que cada familia de aves rapaces asentadas en una caja nido puede consumir entre 700 y 900 topillos durante los meses que dura la cría de los polluelos (de abril a julio).

En esta nueva fase del proyecto también hemos incorporado un estudio experimental con la comadreja, mustélido especialista en cazar roedores como el topillo campesino. El estudio contempla la investigación de la implementación de refugios artificiales para las comadrejas así como la suelta de ejemplares criados en cautividad para el refuerzo y el establecimiento de nuevas poblaciones que puedan contribuir, junto a las tres especies de rapaces ya mencionadas, a estabilizar las poblaciones del topillo campesino a largo plazo.

Foto del equipo de GREFA responsable de la instalación de las 100 cajas nido.Foto del equipo de GREFA responsable de la instalación de las 100 cajas nido.

El equipo de GREFA desplazado contó con la colaboración de los voluntarios Ángel y Nuria a quienes queremos agradecer su esfuerzo al igual que al Ayuntamiento de Cuenca de Campos (Valladolid) por darnos todas la facilidades posibles para el alojamiento durante los días que estuvimos trabajando. Y, por supuesto, a Escobar de Campos por sumarse a este proyecto que cumple más de 13 años gracias a la participación de entidades como el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACYL) y la Junta de Castilla y León.

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