En nuestro trabajo de campo surgen imprevistos con los que tenemos que lidiar, como por ejemplo nos ocurrió recientemente cuando descubrimos que una colonia de abejas se había enjambrado dentro de una caja nido en una de las colonias de cernícalo primilla que gestionamos en la Comunidad de Madrid, en concreto en un primillar. Gracias a la colaboración de los bomberos, la intervención fue todo un éxito.
En principio la presencia de las abejas no tendría por qué ser problemática, muy al contrario, puesto que de todos es sabido el papel crucial que estos pequeños animales desempeñan en la naturaleza así como nuestro compromiso con ellas y con otros insectos polinizadores a través de proyectos específicos como el que desarrollamos en nuestra Parcela Agraria Demostrativa "Las Pozas", en Villalar de los Comuneros (Valladolid). Sin embargo en esta ocasión el grupo de abejas que había decidido instalarse con nosotros lo había hecho en un sitio donde ponía en riesgo a nuestros compañeros que hacen el seguimiento y cuidado de los cernícalos primilla, así que no nos quedaba más remedio que organizar la mudanza de la colmena a otra ubicación menos conflictiva.
Aunque no es la primera vez que se forma un enjambre en uno de los primillares o silos en los que mantenemos colonias de cernícalo primilla, e incluso en casas de labor donde llega a cría esta pequeña rapaz, sí que es la primera vez que tenemos que retirar las abejas. El caso más significativo se dio en el primillar de Quijorna (Madrid), donde un enjambre permaneció varios años, llegando a ocupar dos cajas nido. Un buen año las abejas abandonaron el primillar, sin haberse registrado ninguna incompatibilidad con el normal desarrollo de la colonia de cernícalo primilla.
Caja nido de cernícalo primilla con el enjambre de abejas dentro, preparada para su traslado.
La actuación se hizo de noche
Para la acción que os estamos contando tuvimos la inestimable colaboración de los Bomberos de la Comunidad de Madrid así como la ayuda y asesoramiento de nuestros buenos amigos del Aula Apícola Sierra de Hoyo, que entre otras cosas nos prestaron un traje especial por si nos hacía falta. Una vez todo organizado acudimos con los bomberos al primillar. Llevamos a cabo la actuación de noche, por una parte para asegurarnos de que todas las abejas estuvieran reunidas en la colmena y no se quedaran fuera de ella ni descolgadas del traslado que íbamos a hacer, y por otro lado también para que nuestras pequeñas amigas estuviesen lo menos activas posible y nos facilitasen la intervención.
De esa forma lo único que hubo que hacer fue sellar las aberturas de la caja para que no pudieran salir y a continuación desmontar el nido de su emplazamiento para meterlo en el vehículo de los bomberos y que se las pudieran llevar. ¿Y dónde fueron a parar las abejas? Pues en estos casos los bomberos se coordinan con apicultores para hacerles entrega del "regalo", ya que para ellos esto es miel sobre hojuelas -nunca mejor dicho- y reciben esas colmenas silvestres con los brazos abiertos. El apicultor se encargará de hacer el trasiego y de adaptar el enjambre a un panal con marcos donde la colonia pueda seguir creciendo de forma ordenada.
Quién sabe, quizá el siguiente tarro de miel que comamos sea de esas abejas que un día decidieron instalarse con nuestros cernícalos primilla madrileños.
Los bomberos colocan la caja nido con las abejas en el vehículo que las trasladará.
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