La naturaleza nunca deja de sorprendernos y a menudo lo hace más cerca de lo que podríamos imaginar. Y si no leed lo que Mónica, del Departamento de Educación Ambiental de GREFA, nos cuenta que le pasó hace poco en su propia casa, en Villanueva del Pardillo (Madrid):
"Estuve unos días fuera de casa y al regresar, cuando fui a coger el casco de la bici colgado en su percha, pensé que a qué estarían jugando los peques para meter allí dentro un montón de hierbajos y palitos. Cuál sería mi sorpresa al darme cuenta de que había estado a punto de ponerme en la cabeza un nido. Los ocupantes eran una pareja de colirrojo tizón que no ha dejado de echarme la bronca (a chasquidos) todos los días cada vez que me acercaba. Felizmente, estas pequeñas y preciosas aves han sacado a sus pollos adelante y nosotros esta vez... ¡dejaremos un casco viejo colgado!"