La garduña fue liberada en un bonito y tupido bosque de ribera con alisos, robles,avellanos y mucha comida disponible.
A finales del pasado mes de julio ingresó en nuestras instalaciones una garduña (Martes foina) que había sido atrapado por un cepo. El animal presentaba profundas heridas en una de sus extremidades, junto a la amputación de dos de sus últimas falanges. La garduña, un animal que por naturaleza es escurridizo, muy rápido y ágil, era un joven macho perfectamente sano por lo demás.
Las heridas fueron curadas y suturadas, sin embargo, la fuente de infección que supone el origen de la lesión, junto a las dificultades que presentaba el paciente para tomar la medicación, hicieron que las heridas se infectaran y tuvieran una evolución muy desfavorable. Estas circunstancias hicieron que fuera necesario manejar al animal casi a diario, con el estrés y el dolor que esto conlleva. Tras unas semanas en las que se temió que el paciente pudiera perder la extremidad afectada, al fin las heridas presentaron una lenta mejoría, que culminó en la cicatrización total de las lesiones un mes más tarde de que se comenzara su tratamiento.
Las graves lesiones sin embargo han tenido consecuencias. Meses de inmovilización, la afectación de los tejidos producida por las laceraciones y la infección han hecho que el joven mustélido no cargue peso sobre la extremidad. Esperamos que esta circunstancia sea pasajera y al animal no le queden secuelas permanentes más allá de la pérdida de dos de sus falanges. Si este es el caso confiamos en que su juventud y su buen estado de salud le permita volver al hábitat natural y seguir alimentándose, ya que no debemos olvidar que se trata de un carnívoro que necesita cazar para sobrevivir.
Ya ubicada en el área de rehabilitación, la evolución de nuestra garduña que, a pesar de todo, podemos decir que tuvo suerte al compararla con otros casos en los que los cepos han intervenido, terminó de recuperarse y ha podido ser liberada. Imágenes terribles de animales con amputaciones de las extremidades, con fuertes dolores y desangrándose han pasado por nuestro hospital. Nadie que vea a nuestro amigo podría decir nunca que se trata de una “alimaña” de la que deshacerse con un cepo, es una práctica muy cruenta y fuera de la legalidad. Sólo podemos alegrarnos de que este sea uno de los pocos casos en los que una historia en la que existe un cepo, tenga un final feliz.