¡¡Y Bilbo, el Búho Real, voló, alzó el vuelo el pasado fin de semana. No le venció la vileza del que le descerrajó un disparo!!
Llegaron con los ojos limpios, nuevos, renovados, llenos de mar, de dunas infinitas…
Llegaron con el aroma en las alas, impregnado su vuelo, de la lejana Africa.
Llegaron a aleros, campanarios, torres…
Ocuparon sus nidos antiguos, corrotaron para anunciar la precoz primavera.
Se posaron en el tejado de las instalaciones de GREFA y le hablaron a Bilbo de seres fabulosos que nunca vería: antílopes, cebras, jirafas, elefantes… y de los que había visto antes de caer herido a tierra: corzos, ciervos, gamos, jabalíes…
Las cigüeñas hicieron camino como el caminante, al volar, sembrando estelas en la mar.
“Tú también volarás”
Y Bilbo, el Búho Real, voló, alzó el vuelo el pasado fin de semana. No le venció la vileza del que le descerrajó un disparo.
¿Se puede disparar a un búho real por ignorancia? ¿Se puede envenenar por desconocimiento? ¿Se puede justificar la colocación de cepos contra “alimañas”?
El que dispara sabe que dispara para matar. Igual que el que envenena sabe que introduce la muerte en el ciclo de la vida. Y el que coloca un cepo lo hace a sabiendas de que el animal que caiga en él agonizará lentamente.
La realidad de un Centro de Recuperación como GREFA está hecha de triunfos, de liberaciones como la de Bilbo, pero también de aves que ingresan mutiladas, desangradas, electrocutadas, atropelladas. Aves para las que no existe un mañana.
En un mundo edulcorado en que se parece evitar todo lo que resulta cruento a los ojos del bienestar y del progreso, es necesario denunciar que los animales sufren cuando los agreden, cuando los maltratan, cuando los disparan y envenenan. Que su recuperación es un proceso doloroso. Que sufren estrés y depresión. Que los fármacos que les administran los veterinarios del Centro sólo logran paliar en parte el dolor de los traumas sufridos y que cada movilización de fisioterapia, cada rotura de adherencias y cada estiramiento va acompañado de lucha y tesón.
Voluntad de vivir. Voluntad de vencer a la muerte. Voluntad de no ser vencidos.
Reina, la compañera de Bilbo tiroteada, aún espera su oportunidad.
Ella, como tantos otros, forma parte de las historias “no idílicas” hacia las que las administraciones deben volcar sus esfuerzos sancionadores y la población denunciar.
Sólo así se podrá conseguir que las historias de Bilbo, Reina, Frodo, Solo y Borges no se repitan; que no queden apartados de su mundo: un mundo de senderos secretos, de murmullos de hojas, de trinos, de cantos, de fluir de agua, de manantiales y de moles inmensas de montañas.
Su mundo no debería ser secreto ni extraño para el hombre, ni incompatible con la especie humana si ésta no se vuelve insensible a su belleza.
Es por ese mundo por el que Bilbo voló, por el que le hicimos volar, por el que sonreímos al verle alzar el vuelo. Un mundo para Bilbo: sin disparos, sin venenos, sin tendidos mortales, sin trazados anárquicos de viales, sin especulaciones ni recalificaciones de suelos que destruyan el hábitat.
Un mundo respetuoso con el Medio Ambiente.
Un mundo que legue su vuelo, majestuoso, único e irrepetible a las futuras generaciones.
Susana Jato-Schez O´Shane
Departamento de Fisioterapia GREFA
Si quieres que historias como la de Bilbo se sigan repitiendo vota nuestro proyecto como una de las diez mejores ideas para salvar la naturaleza.
*Las opiniones expresadas en el presente escrito son responsabilidad única y exclusiva de la autora
Nuevo paciente en fisioterapia
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