Miguel carrero y Fernando Cobo con los dos pollos de lechuza.Una de las especies más significadas en el control de roedores es la lechuza común, capaz en época de reproducción de cazar más de 500 ratones, topillos y ratillas… un eficaz rodenticida que nos libera de tener que utilizar  productos químicos que tarde o temprano terminan incorporándose a la cadena alimenticia.

Para GREFA la lechuza es desde hace años  la representante genuina del control biológico de roedores y por ello trabajamos desde diferentes ámbitos y proyectos: en educación ambiental con una instalación especial  en el “Centro Naturaleza Viva”  en el  que está  ambientado un pajar tradicional donde tenemos unas parejas reproductoras de  lechuza  mostrando esa alianza incondicional  con el medio rural para proteger el grano y los alimentos almacenados; en el proyecto “ control biológico del topillo campesino en Castilla y León” posibilitando que la especie se reproduzca en aquellos lugares donde el topillo es plaga que afecta a los cultivos de cereal y , por último,  promoviendo  la liberación de pollos de lechuza mediante la técnica de hacking entre los propietarios de  finas  rurales con naves agrícolas y  casas de labor.

En este mes de febrero realizamos un hacking en la Finca de Miguel Carrero, en  el municipio de Pinto, hacking que él y Fernando Cobo se encargan de mantener y realizar el seguimiento de los pollos hasta que éstos se independizan.

Lechuza en el “lechuzar” del centro de Educación Ambiental Naturaleza Viva.