Ya estamos fuera de la temporada de caza, pero nuestros emplumados siguen siendo masacrados por los disparos.Si hace escasamente una semana hablábamos de rapaces que habían sido disparadas, hoy nos vemos obligados de nuevo a incidir sobre el tema de los tiroteos indiscriminados.
En esta ocasión el afectado fue un joven ejemplar de cormorán grande (Phalacrocorax carbo), el que fue víctima de tal atrocidad. En la primera exploración tan sólo pudo verse una fractura abierta de húmero, que había provocado una gran pérdida de sangre en el animal. Esto provocó que llegara al hospital en un estado de gran debilidad e hipotermia.
Debido al estado crítico del animal, se dejó el estudio radiográfico para el día siguiente, hasta conseguir estabilizarlo. Fue entonces cuando vimos el origen de tan fatal fractura, el ave estaba llena de perdigones. El destrozo provocado por los disparos era tan brutal y la fractura tan complicada, que nada pudo hacerse por salvar al animal.