Hay días en los que el mundo te pesa más de lo normal, en el que no podemos dejar de apretar los dientes de rabia e impotencia. En la tarde del pasado sábado 21 de noviembre recibimos una llamada de la policía local de Leganés (Madrid). Habían recibido un aviso de un ave herida. Nada muy diferente de lo habitual. Pero la voz de la agente que llamó sonaba como angustiada. "No sabemos qué animal es, parece una rapaz pequeña y tiene el plumaje moteado. Está muy grave, todavía está viva pero no sabemos por cuanto tiempo. Parece que la han maltratado”.
Hacía pocos días que el programa "España vuelta y vuelta", de Radio Nacional de España, había contactado con GREFA precisamente para tratar este tema, el maltrato animal, para que contásemos de primera mano cómo las especies silvestres también sufren este tipo de violencia, a pesar de que lo habitual es asociarlo a los animales domésticos.
Cuando nuestro Equipo de Rescate llegó a las dependencias de la policía local y nos facilitaron la caja donde guardaban al animal, comprendimos el porqué del tono afligido de la agente. Resultó ser una hembra de cernícalo vulgar sin ni siquiera fuerzas para mantenerse en pie y a la que habían mutilado. No se nos ocurre otra palabra para describir lo que le habían hecho: las uñas estaban amputadas a ras de las falanges y el pico, tanto en su parte superior como inferior, aparecía cortado a más de la mitad de su longitud normal.
Hasta que llegamos al hospital de fauna de GREFA con el cernícalo en el coche, no parábamos de preguntarnos por qué. ¿Por qué alguien captura a un animal silvestre y decide amputarle el pico y las uñas?, ¿por qué hay personas que parecen disfrutar del dolor ajeno? Suponemos que el desalmado que hizo esto pretendía que el ave fuera su mascota y no dudó en cercenar todo aquello con lo que el animal pudiera defenderse. No queremos ni imaginar su sufrimiento, aún más teniendo en cuenta que para él habrá sido imposible alimentarse.
A pesar de la buena voluntad del ciudadano que encontró al cernícalo y de lo rápido que se puso en contacto con la policía, de la pronta llamada realizada por los agentes que lo recogieron al equipo de rescate de GREFA y de nuestros esfuerzos, no pudimos hacer nada por salvarle la vida y murió al poco tiempo de estar en nuestras manos. Estas desgracias nos demuestran que queda mucho por trabajo por hacer pero, lejos de tirar la toalla, nos dan más fuerza para seguir.