Radiografía del ala derecha donde se aprecian las fracturas y los perdigonesEl pasado lunes 22 de abril ingresó en nuestro hospital un ejemplar  de azor adulto (Accipiter gentilis). El aviso llegaba de un particular en cuyo palomar se había introducido la rapaz para dar buena cuenta de las palomas del mismo. Nuestro equipo de rescate acudió a la llamada y lo remitió al departamento de enfermería del Hospital.

Al realizar una exploración completa del paciente comprobamos que presentaba opacidad en la córnea del ojo izquierdo acompañada de luxación del cristalino, así cómo múltiples fracturas antiguas, ya osificadas. El estudio radiológico puso de manifiesto que las fracturas habían sido producidas por disparo y habían osificado sin haber sido debidamente reducidas. Estas lesiones habían causado la pérdida de funcionalidad para el vuelo del ala derecha de la rapaz. Además de estos hallazgos, se observó que presentaba recorte de las plumas primarias de vuelo y una actitud impropia de un animal salvaje, sin ningún miedo ante nuestra presencia.

La conclusión era fácil, este pobre animal había sido disparado y mantenido en cautividad, por personas que destrozaron toda esperanza para él de volver a la libertad. Esta es la historia de un animal que se introdujo en una palomar y se comió a las mascotas de un particular, porque no era capaz de alimentarse por sí mismo, porque no tenía miedo de la presencia humana. Un animal que nunca debía haber sido disparado, nunca debía haber sido privado de su vida, que debió recibir atenciones veterinarias hace mucho tiempo…Un animal para el que, con toda nuestra tristeza, no teníamos cura y que nunca más podrá volver a volar.

Detalle de las plumas cortadas en el ala izquierda Detalle de las plumas recortadas en el ala derecha
Radiografía completa del azor Un triste final