Os traemos una noticia cuando menos sorprendente: uno de los buitres leonados que recuperamos y liberamos tiempo atrás ha sido localizado en un punto tan alejado para esta especie que supera los 1.500 kilómetros en línea recta. Vamos pues a contaros su historia.
Nos acabamos de enterar de que han caído en un mismo episodio de mortandad cuatro buitres negros y un alimoche, en Miranda do Douro (Portugal), en el entorno del Duero Internacional, a no mucha distancia de la frontera española. Como suele ocurrir en este tipo de casos de varias muertes simultáneas de aves necrófagas, se sospecha de los cebos envenenados como causa.
Entre los principales especialistas en buitres está causando una gran preocupación la nueva orden aprobada recientemente por la Junta de Castilla-La Mancha sobre la retirada de restos de ungulados tras las cacerías. Estas carroñas suponían un aporte alimenticio muy valioso para las rapaces con hábitos necrófagos, entre ellas el águila imperial. Pero la normativa que ha visto ahora la luz, ideada para prevenir la tuberculosis bovina, obliga a retirar estos restos cinegéticos, incluso de piezas de caza consideradas sana por el veterinario.
Han pasado la friolera de ocho años desde que marcamos este buitre leonado en un nido usurpado a buitre negro en 2007. En Abril de este año ha sido fotografiado por Explorerspain Hides muy cerca de la zona de nacimiento, pero ahora ya siendo un adulto y posiblemente reproductor.
Sicilia, la isla mitológica de los relatos homéricos, está de enhorabuena.
Su colonia de buitre leonado, creada gracias a un proyecto de reintroducción en el que GREFA jugó un papel decisivo, ronda ya los 100 ejemplares. Y en 2014 han nacido casi una veintena de pollos.