El pasado viernes 22 de noviembre, la Guardia Civil de Campo Real dio un aviso al equipo de rescate de GREFA sobre un ejemplar adulto de azor (Accipiter gentilis). El animal fue encontrado en medio del campo. Su rescate fue complicado debido a que se trataba de un animal troquelado, es decir, acostumbrado al trato con humanos y, por tanto, marcadamente agresivo y sin miedo a las personas.
Una vez en el hospital se procedió a su revisión encontrándose ciertos hallazgos que reafirmaban la idea de que se trataba de un animal mantenido en cautividad largo tiempo. En primer lugar, su plumaje, especialmente el de la cola, se encontraba notablemente deteriorado. Más grave aún eran las lesiones antiguas en ambos tarsos que hacían sospechar de un medio de contención que había estado hiriendo al animal de forma continuada (probablemente cuerda). Un comienzo de pododermatitis plantar en ambas garras, junto a la inflamación de uno de los tarsos y una lesión antigua en el tercer párpado, completaban la exploración del ave.
Nuestro desafortunado paciente, se encuentra ahora en observación, con un pronóstico reservado a la espera de confirmar que no haya lesiones más graves por los posibles déficits en la alimentación. Sin embargo aunque no encontremos más lesiones, el daño en el plumaje y, más importante aún, el daño psicológico ejercido sobre este animal, le depara una larga y complicada estancia en nuestra área de rehabilitación.
El azor, es un cazador de los bosques, característica esta que le ha hecho ave de elección en la cetrería en el bosque desde la antigüedad, muy usado por los antiguos nobles. Nada de noble tienen sin embargo, los que se dedican a interrumpir la vida de un animal salvaje para herirlo y comprometer su vida. Es importante que diferenciemos cual es el verdadero amor por los animales. Amar un animal no es querer poseerle, tocarle y encerrarle, amar un animal es amar su bienestar y su libertad.