El pasado 15 de diciembre ingresó procedente Villa del Prado un ejemplar de Búho Real que había sido encontrado en un corral particular.
El animal presentaba una alteración ocular antigua, por la que había perdido completamente la visión del ojo derecho. Además estaba muy deshidratado y sumamente delgado.
El pronóstico del paciente era muy grave, por lo se dispusieron cuidados intensivos con el fin de estabilizarle. Sin embargo, todos los esfuerzos fueron en vano. Dos días más tarde el animal moría mientras se le aplicaba asistencia de urgencia.
Las radiografías post-mortem desvelaron perdigones en varias localizaciones del animal, siendo uno de ellos, el causante de la lesión que había dejado ciego de un ojo a nuestro ave.
La necropsia evidenció, que la causa de la muerte había sido un traumatismo craneoencefálico, y que no presentaba heridas recientes debidas a los perdigones, lo cual demostraba que el animal fue disparado hacía algún tiempo.
Esta historia trata sobre un superviviente, el rey de la noche que sobrevivió al dolor de los perdigones y la pérdida de un ojo. Al fin, el animal murió por una causa diferente al disparo, aunque no ajena a él seguramente. Un animal privado de un ojo, siempre será más susceptible a golpearse, le será más difícil la caza. Sin embargo, fue capaz de recuperarse del ataque de un desaprensivo que, sin miramientos, trató de arrebatarle la vida.
Por mucho que los humanos nos empeñemos, la naturaleza tiene la fuerza y las ganas de vivir, sólo necesitan que les tendamos una mano para que el reloj siga su marcha.