Lesion ocular de azor producida por perdigón.Lesion ocular de azor producida por perdigón.Desafortunadamente, esta es una vieja historia, un tópico repetido, que volvemos a contar año tras año y que, frecuentemente, tiene tristes finales. Nuestros emplumados, libres, salvajes, que un mal día se cruzan en el camino de aquel que no respeta su frágil vida, y de un simple “cañonazo”, destruyen la belleza de su majestuoso vuelo.

Desgraciadamente, esta una historia gastada, que no sorprende, aunque siga doliendo. La sorpresa viene cuando un corazón salvaje decide ser más fuerte que las balas, luchar con más por su vida, y romper los esquemas para lograr salir adelante.

Este el caso de algunos de los últimos pacientes ingresados en nuestro hospital. Un joven esmerejón (Falco columbarius), una hembra de azor (Accipiter gentilis) y un ratonero adulto (Buteo buteo) han conseguido sobrevivir a los estragos producidos por los disparos.

Radiografía de hembra de azor con fractura múltiple de cúbito y radio izquierdo y fractura simple de radio derecho.ºRadiografía de hembra de azor con fractura múltiple de cúbito y radio izquierdo y fractura simple de radio derecho. Radiografía de Busardo ratonero con múltiples disparos, uno de ellos en la cabeza.Radiografía de Busardo ratonero con múltiples disparos, uno de ellos en la cabeza.

En una anterior noticia os hablábamos del pequeño migrador, nuestro esmerejón, y del cazador de los bosques,  la majestuosa hembra de azor, que siguen en proceso de recuperación en el área de Rehabilitación. En este año recién estrenado, se suma a ellos, un busardo ratonero con múltiples plomos en su cuerpo, quien, milagrosomente, tan sólo presentaba una lesión ocular en uno de sus dos ojos.

No es, sin embargo, este deseado final el que les espera a todos aquellos que son “víctimas del plomo”. Desafortunadamente, dos de nuestros últimos ingresos se debieron igualmente a desaprensivos que hicieron blanco de sus escopetas otras dos rapaces: una más desafortunada hembra de azor y  un pequeño ejemplar de gavilán macho (Accipiter nisus). En ambos casos, sendas fracturas de cúbito y radio, hicieron imposible su recuperación de las aparatosas fracturas que los perdigones habían producido en sus alas.

A pesar de estas tristes bajas, aún nos queda la esperanza. La fuerza de los supervivientes y el trabajo de los que sólo desean devolverles la libertad, da alas a aquellos que un día las perdieron por la fuerza de las balas.

Lesion ocular de busardo ratonero.Lesion ocular de busardo ratonero.