Vista dorsal del cadáver del águila imperial que ingresó en nuestro hospital de fauna, víctima de la intoxicación por plomo.
Vista dorsal del cadáver del águila imperial que ingresó en nuestro hospital de fauna, víctima de la intoxicación por plomo.

El pasado 30 de octubre, el Equipo de Rescate de GREFA recibió el aviso de un particular informando del avistamiento de águila imperial en Torrejón de Velasco (Madrid) que solo era capaz de realizar vuelos cortos y mostraba una de sus alas descolgada. Tras su recogida, nuestros veterinarios iniciaron el tratamiento de la rapaz, sin que pudiéramos salvarle la vida y que resultó estar intoxicada por plomo.

En la necropsia que realizamos en el Hospital de Fauna de GREFA nos encontramos con que los resultados no esclarecían la causa de la muerte de la rapaz, por lo que tuvimos que esperar a los informes de los laboratorios externos. Gracias a ello pudimos saber que presentaba unos niveles muy elevados de plomo en sangre. La sintomatología del plumbismo o intoxicación por plomo en aves es inespecífica, siendo frecuente la aparición de diarrea verde, anemia, daños en el sistema nervioso, bradicardia, debilidad, síntomas gastrointestinales y anorexia, entre otros.

Foto de archivo de un buitre leonado ingresado en GREFA, con la cabeza y el cuello flácidos, síntoma propio de intoxicación por plomo.Foto de archivo de un buitre leonado ingresado en GREFA, con la cabeza y el cuello flácidos, síntoma propio de intoxicación por plomo.

El plumbismo en animales salvajes se debe sobre todo a la ingesta de munición de plomo, la cual suele encontrarse en el medio natural en especies cinegéticas que han sido disparadas y después carroñeadas por la fauna salvaje, entre ellas las aves rapaces. Otra vía de intoxicación es la ingesta por esos mismos animales del plomo que se acumula en el suelo, algo que ocurre cuando se usan puestos fijos de caza, que son zonas en las que se alcanzan altas concentraciones de perdigones.

Un grave problema para la salud pública

El plumbismo produce graves consecuencias en la salud de las personas, que pueden llegar a intoxicarse por el consumo de carne de caza. Además del plomo que los animales han podido introducir en su organismo tras ingerirlo, las especies cinegéticas pueden contener munición de plomo alojada en su musculatura o resto de órganos al ser disparados. Los perdigones pueden fragmentarse al penetrar en el animal, quedando restos adicionales en la carne destinada a su consumo. Está demostrado, además, que se puede aumentar la biodisponibilidad del plomo como consecuencia del procesamiento que sufre la carne con determinadas maneras de cocinarla.

Perdigones de plomo contenidos en un cartucho de caza. Foto: Lamiot / Wikicommons.Perdigones de plomo contenidos en un cartucho de caza. Foto: Lamiot / Wikicommons.

A pesar de que existen alternativas para la munición de plomo, las reticencias del sector cinegético han ralentizado este posible cambio. Una de las principales causas de esta oposición es el mayor coste de estas otras opciones mucho menos contaminantes y por ende no tan peligrosas para la biodiversidad y la propia salud pública. En este sentido, buena parte de los países de Europa ya han regulado el uso de la munición de plomo. Sin embargo, no existe aún una normativa comunitaria en la Unión Europea.

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