A menudo, rehabilitar un animal salvaje rescatado requiere gran cantidad de tiempo y esfuerzos. Ejemplo de ello ha sido la recuperación de un aguilucho cenizo procedente de una puesta que fue salvada del paso de las cosechadoras y que tras diversos avatares ha sido devuelto a su hábitat. El seguimiento mediante GPS nos permite comprobar la adaptación de este ejemplar al medio natural.
Durante la temporada de salvamento de aguiluchos de 2021 en el sur de la Comunidad de Madrid se rescataron de los “dientes” de una cosechadora cuatro huevos pertenecientes a una puesta ubicada en un cultivo del municipio de Pinto. Esos huevos eran de aguilucho cenizo y fueron intercambiados por otros de lechuza infértiles que se pusieron en el mismo nido para que la hembra siguiese incubando e intentar que se querenciase a la zona de reproducción y no se dispersara del territorio.
Mientras tanto, los huevos de aguilucho cenizo rescatados fueron llevados al Centro de Recuperación de Fauna Salvaje de GREFA, donde nuestro personal especializado de cría en cautividad consiguió que eclosionaran y se desarrollasen con normalidad. Todos los recién nacidos fueron introducidos de nuevo en el nido de sus progenitores, una vez que se habían desarrollado, y tenían una mayor probabilidad de supervivencia, al haber finalizado la cosecha mecanizada del cereal y por lo tanto el peligro de morir bajo las cosechadoras.
La intención de esta acción era que los pollos fueran “adoptados” y criados por sus propios padres para que al año siguiente estos progenitores volvieran a reproducirse en la misma zona. Pero, a pesar de nuestros esfuerzos, esto no ocurrió ya que la hembra ya no frecuentaba el nido, dado que había dado por fracasada su puesta, por lo que todos los pollos tuvieron que ingresar nuevamente en nuestro centro para seguir siendo cuidados y alimentados por miembros de GREFA.
Superada esta fase, decidimos llevar a estos pollos, junto a otros de su especie que también estaban en proceso de recuperación en nuestro centro, a un “hacking” que habíamos habilitado en Pinto, precisamente en el mismo municipio de donde procedían. Es un sistema de liberación también conocido como "crianza campestre" y en este caso concreto consistía en un cerramiento de cañizo abierto por arriba para permitir en su momento la salida de los pollos.
'Reeducando' a un aguilucho cenizo
En total fueron seis los aguiluchos cenizos trasladados al “hacking”, de los cuales dos fueron marcados con un GPS satelital para realizar su seguimiento una vez echasen a volar. Se trata de una herramienta fundamental para conocer la localización del ave en todo momento, además de que nos permite confirmar si su comportamiento corresponde con el que se puede esperar de la especie una vez en su medio natural. Lamentablemente, uno de esos aguiluchos cenizos fue depredado pocos días después de comenzar a volar, mientras que el otro murió por causas desconocidas en sus primeros vuelos dispersivos en Castilla y León.
El resto de los aguiluchos cenizos permanecieron un tiempo en el “hacking”, pero detectamos que uno de ellos nos reclamaba comida, por lo que fue ingresado de nuevo en GREFA ya que con ese comportamiento (impronta) no estaba en condiciones de sobrevivir en el medio natural. De nuevo en nuestro centro, este ejempar permaneció junto con otro aguilucho cenizo por un periodo suficientemente largo (más de nueve meses) para que perdiera la impronta que presentaba y adquiriera la conducta natural de la especie de la mano de un congénere que no tenía ese problema.
Una vez comprobado que esta estrategia había funcionado, a mediados de marzo este aguilucho cenizo volvió a ser llevado a Pinto, está vez a un jaulón de aclimatación construido sobre un andamiaje. Desde mediados de abril este ejemplar es libre y, tal y como nos indica su GPS, se encuentra realizando vuelos exploratorios en la zona de liberación, hasta que se disperse y, si hay suerte, migre a África en septiembre. Mientras tanto, este animal está siendo alimentado artificialmente en la zona del jaulón, hasta que pueda por si solo buscar y encontrar comida y adaptarse de nuevo al hábitat cerealista del cual procede.
Seguimos trabajando en pro de nuestra biodiversidad
A pesar de la positiva evolución de este aguilucho cenizo, desde GREFA vamos a continuar haciendo su seguimiento para asegurarnos de que no hay ningún contratiempo y el medio natural madrileño puede seguir contando con un ejemplar más de esta importante rapaz. En este sentido, una vez más queda patente la labor que realizamos con la meta puesta en la recuperación y conservación de nuestra fauna autóctona amenazada.
Esta experiencia nos ayuda a entender más la rehabilitación de los ejemplares que ingresan en nuestro centro y conocer en detalle la adaptación de especies improntadas una vez que han sido devueltas a su medio natural. Hay que destacar el esfuerzo realizado por todos los departamentos de GREFA por los que ha ido pasando el aguilucho cenizo protagonista de esta historia y que han intervenido en su recuperación, aportando cada uno su granito de arena.
YA FUE NOTICIA
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