La situación de confinamiento que estamos viviendo en las últimas semanas hace que la recuperación de un animal salvaje, en este caso un cárabo, se convierta en todo un reto. Esta historia, que acaba de ocurrir en la provincia de Sevilla y en la que desde GREFA-Andalucía hemos tenido la oportunidad de colaborar, se ha saldado con la supervivencia de un pollo recién nacido de esta rapaz nocturna.
Además es un ejemplo que nos ha demostrado una vez más cómo cada uno de nosotros puede hacer mucho en favor de la fauna salvaje de nuestro entorno, incluso en las actuales circunstancias de crisis sanitaria.
Os ponemos en situación. San Nicolás del Puerto, en la Sierra Norte de Sevilla. Una familia decide cortar una palmera muy deteriorada y cuando lo hace encuentra dos pollos de cárabo recién nacidos en un hueco del árbol. Una amiga nuestra, Olga, que reside en Carmona (Sevilla), recibe la noticia y se pone en contacto con nuestros compañeros en Córdoba y con Miguel Ángel, otro colaborador nuestro.
Llamadas de teléfono, intercambio de whatsapp... Intentábamos que el Centro de Recuperación de Especies Amenazadas (CREA) de Sevilla se pasase a recoger a los pollos de cárabo: imposible. La situación de confinamiento no nos permite desplazarnos para llevarlo, ante lo cual Sarah y su familia, totalmente neófitos en estos asuntos, se ven obligados a solventar la crianza de los pollos, que aún tienen el diamante en el pico. Y deseosos de ayudarles, comenzamos a marcarle pautas...
Comienza la crianza
Primer consejo: mantener a los pollos en una zona de calor ya que ellos no termoregulaban aún, metidos en una caja y depositados en un bol con papel de cocina en el fondo. Por suerte consiguieron un topillo e inician la alimentación. Tomas frecuentes y en pequeñas cantidades. Mientras, nuestra compañera Olga se encarga de hacerles llegar por mensajería una buena cantidad de ratones de varios tamaños.
El pequeño, que no tenía buen aspecto desde el principio, muere y ya solo quedaba centrarse en el más grande. Durante unos ocho o diez días podrían mantener contacto visual con el carabito al darle de comer. A partir de ese momento lo deberían depositar en una caja con una apertura lateral por la que entrase la mano para darle su comida y que no se produjese lo que se conoce como "impronta" (el animal socializa con el ser humano y luego es muy complicado su reintroducción en la naturaleza). Y “Carabito” fue así creciendo...
En un siguiente paso decidimos cambiarle el tamaño de los ratones, pasando de los "pinki" a los de primer pelo. Pero dimos un paso más e indicamos a la familia cuidadora del cárabo que depositarle el ratón en la caja y esperase a que el pollo tomase el alimento, lo que hizo sin ningún problema.
Primera fase superada
El pasado 27 de abril por fin recogieron al pequeño cárabo para llevarlo al CREA de Sevilla. Hasta ese momento "Carabito” había ido creciendo genialmente alimentado por Sarah y su familia. Ya comía solo y estaba en un patio con ramas para que se subiese en ellas y aletease.
La despedida no estuvo exenta de lágrimas, pero el desenlace ha sido muy positivo y motivador. ¡Gracias Sarah y familia! ¡Gracias Olga y Miguel Ángel!
¡VÍDEO DENTRO!
Os dejamos dos breves vídeos de "Carabito", uno al poco tiempo de ser encontrado, prácticamente recién nacido, y otro ya tras bastantes días recibiendo los cuidados de la familia que lo encontró y acogió.
Fotos y vídeo: Sarah Denie.