Cereal impregnado con bromadiolona para combatir al topillo, suministrado a los agricultores por la Consejería de Agricultura de Castilla y León, se está diseminando en una zona del sur de Palencia protegida por la Unión Europea por su riqueza de aves, en plena época de cría de éstas. El empleo de veneno en esta zona puede echar por tierra años de ensayos con métodos de control biológico del topillo, en el marco de un proyecto que ha sido financiado por la propia Consejería de Agricultura.
16 de abril / Desde hace una semana, naturalistas de la asociación conservacionista GREFA han observado a agricultores que diseminaban granos de cereal impregnados con bromadiolona en algunos campos de cultivo de los términos municipales de Capillas y Boada, en el sur de la provincia de Palencia. La bromadiolona es un potente rodenticida suministrado por la Consejería de Agricultura de la Junta de Castilla y León para combatir las plagas de topillo, que está siendo repartido por este organismo entre los agricultores de algunas zonas de la región para que lo usen en sus explotaciones.
Las zonas palentinas donde GREFA ha detectado que se está echando bromadiolona son objeto de un proyecto piloto que pretende implantar un método biológico alternativo al veneno para controlar al topillo, basado en el fomento de la reproducción de dos depredadores naturales del roedor: el cernícalo vulgar y la lechuza común. Gracias a este proyecto, se ha instalado un centenar de cajas nido para ambas especies de rapaces, distribuidas entre Capillas y Boada.
Basándose en la tendencia observada durante las últimas semanas, los investigadores que desarrollan este proyecto, impulsado por GREFA y diversos organismos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), prevén que durante la actual temporada de cría cernícalos y lechuzas ocupen más del 80% de las cajas nido. Pero con el reparto del veneno en las mismas zonas donde se realiza este estudio, los especialistas temen que se eche por tierra años de investigación por dos motivos: uno, que la mortandad de topillos que pueda ocasionar la bromadiolona en los próximos días impida evaluar la eficacia del control biológico que ejercen los depredadores naturales y, más grave aún, que estos acaben intoxicados al ingerir presas con veneno.
“Que la Consejería de Agricultura de Castilla y León haya seleccionado esta zona del sur de Palencia para distribuir veneno a sabiendas de que estamos trabajando en ella para implantar el control biológico del topillo supone simple y llanamente torpedear nuestro proyecto”, afirma Alfonso Paz, el biólogo de GREFA que coordina estos estudios. Este especialista resalta ademas “la enorme incoherencia que supone que esta misma consejería haya llegado a apoyar económicamente este mismo proyecto en otras zonas de Castilla y León donde lo estamos desarrollando”.
42.000 topillos como argumento
Los ornitólogos calculan que una pareja de cernícalo vulgar puede capturar unos 700 topillos durante la temporada reproductora. En las 2.000 hectáreas del sur palentino donde trabajan GREFA y el CSIC se calcula que viven unas sesenta parejas de cernícalos vulgares, una de las mayores densidades de la especie registradas en Castilla y León, en buena medida gracias a la ayuda que ha supuesto para estas aves las cajas nido instaladas. Es fácil calcular el potencial de depredación que tiene esta población de rapaces durante los meses en los que crían a sus pollos: 42.000 topillos.
Se da la circunstancia de que la zona donde se está echando veneno forma parte de una Zona de Especial Protección para las Aves, la ZEPA “La Nava-Campos Sur”, incluida en la Red Natura 2000 de la Unión Europea. GREFA acudirá al Seprona de la Guardia Civil para denunciar estos hechos, que están teniendo lugar en plena época de cría de la avifauna objeto de protección, e informará de los mismos a Bruselas, por entender que pueden suponer una vulneración de la legislación ambiental comunitaria.
“Mucho nos tememos que en los próximos días, cuando la primera siega de la alfalfa deje al descubierto las huras de los topillos, la aplicación del veneno se convierta en masiva en el interior de esta zona protegida, por lo que estos días son decisivos para intentar frenar el desastre ecológico que se nos viene encima”, alerta Alfonso Paz.