26 de octubre de 2016 / Con la reciente incorporación de tres municipios de la región son ya más de veinte los que participan en este proyecto beneficioso para el agricultor. Se colocarán cientos de cajas nidos para favorecer la cría del cernícalo vulgar y la lechuza común, depredadores de topillos y otros roedores.
El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama), a través de la empresa pública Tragsatec, ha establecido un acuerdo de colaboración con la asociación naturalista GREFA para la implantación del proyecto de control biológico de topillo en los municipios de Villafruela (Burgos), Macotera (Salamanca) y Morales de Toro (Zamora). Esta iniciativa se encuadra dentro del proyecto para evaluar técnicas innovadoras y buenas prácticas para la prevención de daños a la agricultura que actualmente está ejecutando el Magrama.
Esos tres municipios se suman a los otros 18 donde este proyecto se ha implantado desde el año 2009, a través de la recuperación de depredadores naturales de roedores, concretamente la lechuza común y el cernícalo vulgar. La acción principal consiste en la colocación de cajas nido para que nidifiquen dichas aves rapaces, en una densidad aproximada de cien de esos nidales por cada mil hectáreas.
Desde su inicio este proyecto experimental puesto en marcha por GREFA ha contado con la participación de entidades como el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), la Universidad de Valladolid y la Fundación Biodiversidad. También colabora estrechamente la Junta de Castilla y León a través del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACYL), lo que ha permitido implantar el proyecto en nuevas zonas y hacer un seguimiento de su desarrollo.
El topillo campesino causa graves daños en los cultivos agrícolas de Castilla y León durante los años en los que esta especie de roedor experimenta explosiones demográficas. “La lucha biológica contra el topillo es una alternativa al uso de rodenticidas químicos, cuya aplicación en los medios agrícolas afecta a muchas especies silvestres de gran importancia ecológica o cinegética”, indica Fernando Garcés, secretario general de GREFA.
Para que avance el proyecto se necesita la participación de los agricultores y los Ayuntamientos, para lo cual se han realizado reuniones informativas en los tres nuevos municipios que han aceptado el control biológico del topillo. “Una vez colocadas las cajas nido se evaluará la ocupación que de las mismas hacen los cernícalos y las lechuzas, así como las densidades de topillo, lo que nos permitirá valorar la eficacia de un método que pretende ser sustitutivo de la bromadiolona, rodenticida anticoagulante prohibido recientemente para uso agrícola”, explica Garcés.