La Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) ha anunciado recientemente que ha sido elegida como Ave del Año 2018 la Lechuza común (Tyto alba). Sin duda una elección que viene precedida por la fascinación que esta rapaz nocturna despierta desde antaño entre los humanos y motivada también porque en la última década esta rapaz nocturna ha sufrido una importante disminución de su población en la mayoría de las provincias españolas. La nueva viñeta de Belette le Pink no deja dudas de quién es nuestra protagonista este año.
Inconfundible por su blanca silueta en sus vuelos nocturnos y su rostro acorazonado, la lechuza común ha sido y es para GREFA una referencia obligada en nuestra trayectoria conservacionista de más de 35 años. Y ello porque desgraciadamente cientos de lechuzas comunes han ingresado en el hospital de GREFA víctimas de atropellos e intoxicaciones por rodenticidas. Dos causas que afectan gravemente a la especie y probablemente explique por qué se ha producido un descenso tan dramático de su población.
Los atropellos de lechuzas son un “clásico” en la causística de las aves rapaces que ingresan en los centros de recuperación de fauna silvestre debido al hecho de vivir próxima a zonas humanizadas y, porque no desdeñan cazar en las carreteras y cunetas los pequeños roedores que la atraviesan y donde es fácil divisarlos al carecer de vegetación herbácea. El hecho es que la lechuza es una de las principales rapaces víctimas de la colisión con vehículos.
Las intoxicaciones por rodenticidas químicos es también otra de las causas que afecta particularmente a esta rapaz. Dada su exclusiva dieta basada en roedores y su presencia en los medios humanizados donde se utilizan abusivamente este tipo de control de roedores, los compuestos químicos que contienen los cebos ingeridos por ratones, ratas, topos y topillos se incorporan a su organismo en dosis letales o subletales cuando las lechuzas los cazan, provocando la muerte inmediata o de una forma más prolongada en el tiempo por acumulación de anticoagulantes u otros tóxicos.
Es lógico pensar, como así lo manifiestan muchos expertos, que exista una relación entre atropellos e intoxicaciones ya que muchas lechuzas afectadas por rodenticidas en dosis no letales pudieran ver mermar sus capacidades para evitar colisiones con los vehículos.
En GREFA son muchos los años en los que la lechuza forma parte de las especies que reproducimos en cautividad. Con el objetivo de reforzar sus poblaciones estamos decididos a potenciar las liberaciones con colaboradores que tengan disposición de mantener los hacking en sus naves, parcelas o casas y donde este método de liberación nos permite incorporar a la naturaleza cada año una treintena de pollos de lechuza. Las experiencias en la mayoría de los casos son enriquecedoras tanto para quien asume el hacking como para nosotros y por ello estamos decididos a continuar desarrollando este tipo de colaboraciones.
La educación ambiental y la lechuza van también unidos en nuestro proyecto de divulgación y sensibilización. En el Centro "Naturaleza Viva" tenemos una instalación llamada el lechuzar, que recrea un pajar-establo rural donde una pareja de ejemplares irrecuperables de lechuzas puede ser observada. Esta pareja es el hilo conductor que nos lleva a contar la estrecha relación entre el hombre y la lechuza: el primero creando a la lechuza refugio donde criar y refugiarse y la segunda comiendo roedores que les comían el alimento almacenado por los humanos.
“Tyto” es la protagonista de unos de los primeros cómics que hicimos sobre la fauna silvestre que tenían un vínculo real con nuestro Centro de Recuperación como lo tuvieron el buitre negro "Danzante", el águila imperial “Mary Grefa”, la “Gata Claudia”, una hermosa gata montés, o “Chucho” el aguilucho. Hoy en día esa misma lechuza es la protagonista de uno de nuestros “cuadernillos didácticos” que tanto gustan de leer nuestros visitantes más jóvenes…
Pero sin duda es en los últimos años cuando la lechuza ha adquirido un mayor protagonismo en GREFA con el “Proyecto de control biológico del topillo campesino en Castilla y León”. La lechuza común junto con el cernícalo vulgar protagonizan un proyecto demostrativo que a fecha de hoy abarca más de 24 municipios castellanoleoneses con el que pretendemos contrarrestar el uso de rodenticidas químicos y otros biocidas en el medio agrario como práctica habitual para combatir la plaga del topillo campesino.
Bajo la premisa que una lechuza durante los tres meses que dura su fase de reproducción caza y consume un millar de topillos, estamos favoreciendo su presencia como reproductor mediante la colocación de cajas nido para que se reproduzca allí donde los daños a la agricultura se hacen más notorios. Y en estos años, la lechuza no nos ha defraudado y varios centenares de parejas se instalan cada año en las cajas nido para sacar adelante su prole, alimentándose básicamente de topillos.
De esta manera estamos consiguiendo recuperar en el medio rural esa antigua alianza entre el agricultor y la lechuza, aportando datos e información rigurosa sobre los beneficios que proporciona la restauración de las relaciones predador-presa.
Nos alegramos que la lechuza común haya sido elegida Ave del Año 2018 y desde GREFA seguiremos contribuyendo a su recuperación y su conservación.