Como sabéis, uno de los proyectos que abanderan nuestro trabajo en Castilla y León desde hace ya una década es el control biológico del topillo campesino, una iniciativa que tiene como objetivo último la erradicación tanto de los rodenticidas anticoagulantes de segunda generación como del uso del fuego. Como novedad, hemos recibido con gran interés y buenas expectativas una reciente orden de la Junta de Castilla y León que, al menos sobre el papel, apuesta por combatir las plagas del roedor con métodos no lesivos para el medio natural.
Como alternativa a las habituales medidas fitosanitarias contra las recurrentes plagas de topillo en Castilla y León, debido a su cuestionada eficacia, oposición unánime de la comunidad científica y graves riesgos que entraña para la conservación de las especies y los ecosistemas, nosotros preferimos apostar por las rapaces depredadoras de roedores como método de control ambientalmente inocuo.
En relación a esto, os volcamos un fragmento textual de una comunicación emitida por la Junta de Castilla y León en relación a la recién aprobada Orden AYG/96/2019 de 5 de febrero, por la que se establece la estrategia de gestión integrada de riesgos derivados de la presencia de topillo campesino en el territorio de Castilla y León (Boletín Oficial de Castilla y León, de 8-02-2019):
“[…] esta tiene el objetivo de desarrollar un programa de gestión a largo plazo, en vez de llevar a cabo actuaciones temporales. Se trata activar una serie de medidas preventivas de gestión que minimicen los riesgos para los cultivos derivados de la presencia de estos roedores y, al mismo tiempo, se compatibilicen las necesidades productivas agrarias con las del entorno ambiental. Una estrategia compatible y respetuosa con la conservación de los distintos ecosistemas, la biodiversidad y los recursos naturales.”
Hay que mencionar que existe un importante nivel de detalle en la definición de medidas de gestión entre las que nos complace resaltar el control biológico con cajas nido y posaderos para rapaces así como la potenciación y respeto a todas las especies depredadoras (aves, mamíferos y reptiles) y sus refugios o lugares de cría (bosquetes, majanos, linderos).
Por nuestra parte, queremos incidir en que estas medidas además favorecen notablemente la recuperación de especies cinegéticas de caza menor como la perdiz y la liebre. Por otra parte, se definen un gran abanico de medidas agronómicas como el arado de parcelas, la inundación, rotación de cultivos y laboreo con diferentes aperos de descompactación.
Fichas informativas del ITACYL
Ante la actual situación de un leve repunte demográfico de topillo campesino en algunos territorios del interior de la Meseta Norte, dentro de esta estrategia se han comenzado a difundir unas fichas informativas desde el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACYL), en las que se recogen varias recomendaciones de las indicadas anteriormente, encabezadas por unas notas previas que sorprendentemente indican textualmente lo siguiente:
“En la actualidad NO existen rodenticidas autorizados y registrados para la aplicación por los agricultores en sus parcelas contra el topillo campesino”
“En primavera NO es recomendable la limpieza de cubierta vegetal en cunetas, linderos y regatos en los casos que linden o estén próximos a cultivos en desarrollos, pues estos comienzan a presentar características de cubierta suficiente para actuar como sumidero de individuos supervivientes a la limpieza en vías de dispersión cercanas”
Hacia un gran cambio
Desde GREFA creemos que la sucesión de años de trabajo recopilando montañas de datos de campo acompañados por el hielo, la lluvia y el sol abrasador, la investigación de la mano del IREC-CSIC, la formación ambiental a agricultores, reuniones con la administración regional, implantación de más 2.500 cajas nido en todo el territorio regional, seguimiento de fauna asociada y evolución de las densidades de topillos, complicidad y convivencia con el sector agrario, la interlocución con los responsables de plagas agrícolas de la administración, la presentación de recursos de alzada a autorizaciones de uso de estas agresivas prácticas y un gran compromiso por este objetivo final desde todo nuestro equipo han contribuido al cambio en el actual sistema de gestión del topillo defendido por esta orden aprobada por la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León.
Estamos pues de enhorabuena en GREFA, máxime en el equipo que componemos este proyecto de control biológico de plagas de topillo, y en todas las entidades, voluntarios, estudiantes, investigadores, agricultores y ayuntamientos a los que agradecemos su apoyo en la consecución de este importante cambio.
Felicitamos también a los responsables del área de plagas agrícolas del ITACYL y de la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León por su progreso hacia la promoción de una serie de prácticas que en su mayoría provienen de arduos estudios y trabajos presentados por nuestro equipo.
Esperamos este sea el verdadero comienzo de un gran cambio en el campo castellano-leonés y, sin llegar a cantar victoria, rogamos coherencia y continuidad en esta línea a los responsables públicos tanto de la Junta de Castilla y León como del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.