Cigüeña adulta y dos jóvenes en su nido. Foto: Miguel Garcés.
Cigüeña adulta y dos jóvenes en su nido. Foto: Miguel Garcés.

Hoy es 3 de febrero, San Blas, una fecha que coincidir con el retorno de muchas especies de aves tras abandonar sus cuarteles de invierno en África. Una de ellas es la cigüeña blanca, que por estas fechas inicia su ciclo reproductor, tanto para la población migradora como para la que ya permanece todo el año en nuestras latitudes. Es un buen momento para repasar los factores que influyen en la conservación de estas aves.

Desde la década de los años 80 del siglo pasado, gran parte de las aves migratorias, sobre todo las de mayor edad, no realizan una migración completa, por lo que no abandonan ni siquiera la provincia en la que localiza su territorio de nidificación. Aunque sigamos repitiendo aquel refrán, no es sino una verdad a medias para las cigüeñas blancas ya que aquellas que no realizan la migración completa llevan a cabo el retorno a sus zonas de reproducción mucho antes del mes de febrero. Esto se debe a su capacidad de adaptación a situaciones y condiciones antrópicas, ya que hablamos de una especie antropófila, es decir, con una gran afinidad por el ser humano y su entorno.

Y es que a cualquier persona que se pregunte, da igual su edad, recordará haber visto un nido de cigüeña en alguna construcción situada en ciudades y pueblos, generalmente en las torres de las iglesias y campanarios. A raíz de esta relación y con la creación en 1980 de los vertederos a cielo abierto, nuestros actos han supuesto un cambio en el comportamiento y densidad de población de esta especie. De hecho, los vertederos han creado una dependencia alimentaria prácticamente total ya que algunas cigüeñas blancas solo buscan alimento en estos lugares.

Dos cigüeñas blancas en busca de alimento. Foto: Miguel Garcés.Dos cigüeñas blancas en busca de alimento. Foto: Miguel Garcés.

Esta especie actualmente goza de una buena posición en los pensamientos y opiniones de la gran mayoría de la población, aunque no siempre ha sido así. Antiguamente, las cigüeñas blancas estaban estigmatizadas ya que se las culpaba de situaciones como alimentarse de cultivos o “competir” con los cazadores por presas de caza menor. Actualmente, se ha demostrado que no sólo no es así, si no que, además, esta especie es un gran aliado para el cuidado de todo tipo de cultivos, ya que se encarga de dejarlos limpios de todo tipo de plaga de las cuales se alimentan, como topillos, ratones o langostas, entre otras.

A raíz de las nuevas normativas europeas que obligan a clausurar los vertederos de residuos sólidos urbanos a cielo abierto, esta especie está sufriendo un duro golpe para esta especie. Un ejemplo era el vertedero de residuos sólidos urbanos de Alcalá de Henares (Madrid), clausurado en 2021 y donde acudían cientos de cigüeñas a alimentarse. Debido a esto, GREFA colabora con el Ayuntamiento de esta localidad para conservar y gestionar esta especie.

Una acción medioambiental que se une a las muchas que realizamos por esta y otras especies de fauna autóctona con el objetivo de eliminar las amenazas que ponen en juego su futuro.

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