El buitre negro (Aegypius monachus) es el ave más grande del viejo mundo, llegando algunos ejemplares a casi tres metros de envergadura y a un peso de siete a catorce kg.. El azulado y robusto pico les permite desgarrar las partes más duras de las carroñas.
Su nombre científico “Aegypius monachus” hace referencia a su parecido con la vestimenta de los monjes benedictinos.
El plumaje, tanto de la cabeza como del cuerpo, varía con la edad; los adultos y subadultos son más claros y pardos frente a los más jóvenes que son mucho más oscuros.
El uso del veneno en nuestros campos y montes amenaza seriamente la supervivencia de esta especie en peligro de exintición. Asimismo, las actuaciones forestales fuera de época o las molestias en las áreas de cría pueden acarrear graves consecuencias para la reproducción del buitre negro.
La conservación del buitre negro ha sido, y será, un reto que debe repercutir positivamente en la conservación de otras especies de nuestra fauna salvaje, ya que muchos de los lugares donde anidan los buitres negros son espacios protegidos. Una buena gestión de los bosques donde nidifica la especie podría aumentar la calidad de éstos, con el consiguiente desarrollo de la zona y la protección de la fauna salvaje del lugar.